Policiales

Simuló ser repartidor, pero escondía una balanza y estupefacientes

Un episodio insólito ocurrió en San Ramón de la Nueva Orán, donde un joven de 29 años fue detenido por la policía tras ser sorprendido con drogas y una balanza de precisión, comúnmente utilizada para fraccionar estupefacientes. El hecho ocurrió en junio de 2024 en el barrio El Patrón Costas, y el caso fue difundido recientemente por el sitio Fuera de la Ley, que reveló detalles sorprendentes de su declaración ante la Justicia.

Según el parte policial, el acusado fue interceptado durante un control de rutina y entre sus pertenencias llevaba bochas de marihuana y cocaína, una tableta de clonazepam, dos celulares, una cortaplumas y una balanza de bolsillo, también conocida como "gramera".

Lo que llamó la atención no fue solo la cantidad de elementos vinculados a la venta de droga, sino la peculiar explicación que dio el joven al ser consultado por la balanza:

"Soy adicto a toda la farmacopea de narcóticos. Consumo desde pastillas hasta pasta base. Asumo eso. Compro al por mayor para no tener que ir al tranza a cada rato. Por eso peso la merca yo mismo, con mi gramera, para asegurarme de que no me metan el perro".

Con evidente soltura, negó ser narco y aseguró que lo suyo era la venta de comida rápida:

"Vendedor sí soy, pero de hamburguesas, no de droga"

A pesar de los indicios que inicialmente lo vinculaban con la comercialización de estupefacientes, el tribunal dio crédito a su versión, al no encontrar pruebas suficientes para sostener la acusación de tenencia con fines de venta. Finalmente, fue condenado a tres años de prisión en suspenso, bajo la carátula de tenencia simple para consumo personal.

El fallo también incluyó la obligación de realizar tratamiento por adicciones en el centro Tinkus y se dispuso su inmediata libertad.

El caso no solo causó sorpresa entre los investigadores por el nivel de franqueza del acusado, sino que también abre un nuevo capítulo en las detenciones insólitas del norte salteño, donde el límite entre consumidor y vendedor suele ser tan delgado como la línea que marca una gramera de bolsillo.

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