Un estudio de científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), en conjunto con laboratorios de Uruguay y Canadá, descubrió que el virus del Sars-Cov-2 llegaría a distintos tejidos del cuerpo humano a través de los glóbulos rojos. Esto ocurre cuando el patógeno se vincula con una parte de la hemoglobina.
De esta forma el estudio publicado en la revista del grupo Nature, llamada Cell Death & Disease, demostró que el Sars-Cov-2, que inició la pandemia de covid a fines de 2019, se trata de un virus que afecta a todo el organismo y no solo a las vías respiratorias. Así, por ejemplo, podría alcanzar al corazón, los riñones y hasta al cerebro.
Este avance científico de la medicina es también un progreso importante en el intento de comprender y mejorar tratamientos contra el "covid prolongado", nombre con el que se denomina a la persistencia de los síntomas relacionados al virus que comenzó la pandemia global a fines del año 2019 en diferentes partes del cuerpo, incluso meses más tarde después de la infección de covid-19.
Este covid prolongado afecta por igual a niños y adultos y se vincula en particular con anomalías hematológicas luego de la recuperación de la fase más fuerte de la enfermedad. A pesar de estos avances, todavía no hay tratamientos específicos para el covid prolongado.
Cómo propagan el virus los glóbulos rojos
Una línea de investigación suponía que se relacionaban al rol antitumoral y antinflamatorio de la enzima Hemo-Oxigenasa 1 (HO-1) en el cáncer de próstata. Previamente HO-1 era catalogada como potencial agente terapéutico antiviral y antiinflamatorio para otras enfermedades como el HIV, influenza, zika, hepatitis B y hepatitis C. Por este motivo, buscando terapias para el descontrolado coronavirus en 2020, intentaron utilizar esta enzima para contener y/o moderar los síntomas del covid-19.
Los estudios comenzaron bajo dependencia del laboratorio Iquibicen, donde contaban con la droga hemina para inducir a HO-1. La hemina estaba aprobada previamente tanto en Argentina por la ANMAT como por la FDA en Estados Unidos para tratar la porfiria, un grupo de trastornos poco frecuentes originados porque el cuerpo acumula unas sustancias químicas naturales llamadas porfirinas, necesarias para producir una parte de la hemoglobina llamada hemo.
A raíz de que el Iquibicen no podía trabajar con virus por falta de condiciones de bioseguridad, los ensayos arrancaron colocando la droga en líneas celulares de diferentes órganos y haciendo un paneo de las proteínas que se expresaban luego de esa exposición a la hemina, buscando respuestas para la infección. Luego de este inicio se avanzó con herramientas que simulan infecciones virales en donde se administraría la hemina. En principio los resultados, de acuerdo a la publicación, fueron esperanzadores.
El ensayo cruzó el charco
Para proseguir con los estudios se produjo un traslado hacia el Instituto Pasteur de Uruguay, localizado en su capita,l Montevideo. Allí experimentaron con ratones infectados con un virus similar al del covid-19, que soprendió rápidamente con su devenir. En vez de presentar mejorías, al aplicarles la hemina los ratones se morían instantáneamente.
Las investigadoras sabían que la hemina podía emular al grupo hemo, una molécula que está presente en la hemoglobina, proteína que está en los glóbulos rojos cuya función principal es trasladar el oxígeno desde los pulmones hacia todos los tejidos del cuerpo. Por esto surgió una nueva hipótesis: podría haber una unión entre el Sars-Cov-2 y el grupo hemo de la hemoglobina que hiciera que el virus se distribuyera por todo el cuerpo junto a la sangre.
Ayelén Toro, investigadora del Conicet en el Iquibicen, habló de las creencias que compartía con sus compañeras de investigación: “Nuestra sospecha se alimentaba también de que había múltiples reportes de pacientes con covid-19 que presentaban diversas alteraciones y desregulaciones hematológicas, como anemias". La investigadora mencionó que sus colegas uruguayos eran escépticos respecto al experimento propuesto, pero aseguró que "los convencimos para repetir el experimento y analizar si en la sangre de los ratones infectados, puntualmente en los glóbulos rojos, había carga viral y partículas virales con capacidad infectiva".
Tras repetir el experimento con los ratones infectados, Toro destacó: "pudimos, esta vez sí, confirmar la hipótesis que habíamos planteado. Esto nos permitió entender por qué se morían los ratones cuando les administrábamos hemina”.
Colaboración con Canadá
Tras comprender la muerte de los ratones en el ensayo, y gracias a un estudio colaborativo con otro grupo de investigación en Canadá, se recrearon simulaciones computacionales para comprobar que efectivamente podía haber una afinidad entre el grupo hemo de la hemoglobina y la proteína spike del SARS-CoV-2.
Toro profundizó y detalló sobre este descubrimiento: “No solamente encontramos que spike era capaz de unirse con el grupo hemo, sino que también descubrimos en qué parte podía hacerlo”. Esta demostración fue también probada in vitro en el Instituto Pasteur de Montevideo, Uruguay.
Con información de Página 12