Cada 28 de diciembre se conmemora en todo el mundo el Día de los Santos Inocentes, recordando a todos los menores de dos años que fueron asesinados por orden del rey Herodes I “El Grande”. Con el tiempo, esta celebración cristiana se fusionó con una tradición pagana, dando inicio a las bromas que comúnmente se realizan al respecto.
Nuevo Diario entrevistó al padre Julián Cueva, quien se refirió a esta festividad católica y detalló: “Desde el siglo VI, la Iglesia honra, en los días posteriores a la Natividad del Señor, a los Santos Inocentes. Estos niños asesinados por orden de Herodes constituyen las primicias de los redimidos. Con su martirio, la cruz ha venido a plantarse al lado del pesebre. También en el misterio de la encarnación ya está presente el misterio de la redención”.
El padre concluyó con una reflexión: “Que este día nos sirva para reflexionar sobre los niños que mueren en la guerra, de hambre, por el aborto (que sabemos todos es un crimen nefasto), y por aquellos niños que, sin morir, deben enfrentar situaciones dolorosas de sufrimiento y enfermedad. Estos niños, en su inocencia, dan testimonio de Jesús”.