La Provincia

"No somos ñoquis, no sobramos": El "Turco" Abdala defiende el Pro-Huerta

En una jornada de defensa y reivindicación, Juan Carlos "Turco" Abdala, técnico del INTA con 24 años de dedicación, alzó su voz para hablar sobre el programa Pro-Huerta y el significado de su posible cierre. En medio de la Feria Asamblea en Defensa del INTA, de producciones locales del campo y la ciudad, que tuvo lugar ayer en la vereda de la institución (calle Jujuy 850), Abdala compartió en primera persona lo que significa este trabajo de lucha, rodeado de las producciones agroecológicas, panificados, miel, artesanías y dulces caseros que son el fruto directo del vínculo entre el INTA y la comunidad.

El programa Pro-Huerta, al que Abdala dedicó gran parte de su carrera, es mucho más que una asistencia: es una iniciativa que "dignifica a la persona dando herramientas de producción de su propio alimento, a las familias de tener su huerta y a los emprendedores de tener una materia prima". Es un espacio que empodera, genera autonomía y fortalece la economía local desde la base.

La defensa del trabajo territorial y el respaldo comunitario

En este contexto, el "Turco" Abdala no ocultó la emoción al ver el respaldo de la comunidad. "Este es un espacio que han tomado las organizaciones en defensa del INTA. Tenemos la suerte de que como trabajadores tengamos el acompañamiento legítimo y digno de las organizaciones con las que trabajamos", expresó.

Para Abdala, esta movilización no solo reivindica los planes de lucha de los trabajadores del INTA, que van más allá de una discusión salarial, sino que valida su propuesta territorial. "No solo somos trabajadores de gabinete, nuestro trabajo está vinculado con los territorios, sea en modalidad de extensión o sea modalidad de investigación", remarcó.

La presencia de los productores y emprendedores en la feria fue la prueba más clara de la relevancia de su labor. "Los compañeros y compañeras están hoy abrazándonos y cuidándonos y eso nos emociona. En los momentos difíciles uno se siente débil, pero cuando uno tiene este respaldo, nos fortalece y da cuenta de todo lo que sirve. No somos ñoquis, no sobramos", sentenció con convicción. "Hay una necesidad en la familia, en los espacios colectivos que nuestro trabajo reivindica nuestras labores, como en los productos que se vienen a ofrecer, en una artesanía, un dulce de zapallo, en fideo casero, chacinado de cerdo, miel y en diferentes productores y emprendedores".

Las palabras de Juan Carlos Abdala, técnico de gran trayectoria en la institución y de fuerte vínculo con las familias, del programa Pro-Huerta, resonaron como un grito de defensa por un modelo de trabajo que construye comunidad, fomenta la soberanía alimentaria y demuestra, con hechos tangibles, el valor irremplazable del INTA en la vida de miles de familias santiagueñas.

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