La comunidad de Clodomira vivió ayer una profunda y emotiva jornada de fe durante la celebración en honor al Sagrado Corazón de Jesús, patrono espiritual de la ciudad. El evento, que reunió a numerosos fieles, estuvo marcado por un fuerte contenido espiritual, momentos de oración compartida y un mensaje claro de esperanza, unidad y fraternidad, en un contexto donde la sociedad atraviesa múltiples desafíos.

La ceremonia central se desarrolló en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús y fue presidida por el arzobispo de Santiago del Estero, monseñor Vicente Bokalic, quien dirigió un mensaje que no solo interpeló a los creyentes en su dimensión espiritual, sino también en su responsabilidad ciudadana. En su homilía, el prelado hizo un llamado a dejar de lado las divisiones estériles provocadas por diferencias políticas o ideológicas, y enfocarse en lo esencial: el bien común y la construcción de una sociedad más justa y solidaria.

"Debemos dejar de lado los enfrentamientos partidarios y construir entre todos una ciudad mejor", expresó el arzobispo, palabras que fueron recibidas con un prolongado aplauso y una visible emoción por parte de los asistentes.

Durante la celebración se elevaron plegarias al Sagrado Corazón de Jesús, muchas de las cuales reflejaron el deseo colectivo de paz, perdón y fortaleza espiritual. Una de las oraciones más significativas fue compartida por todos en voz alta: "Que mis ojos vean lo mejor en la gente. Que mi corazón perdone. Que mi mente olvide lo malo. Que mi alma nunca pierda la fe en ti".

Uno de los momentos más simbólicos de la jornada tuvo lugar durante el Rosario de la Aurora, en una ceremonia profundamente cargada de significado. Allí se realizó la quema de intenciones y agradecimientos que habían sido escritos por los fieles a lo largo del mes y depositados en una urna que acompañó al Sagrado Corazón durante su visita a distintas instituciones de la ciudad. Esta actividad fue posible gracias a la generosa apertura de escuelas, hospitales, comedores y oficinas que recibieron la imagen sagrada y ofrecieron espacios para el canto, la reflexión y la oración comunitaria.

Cada escrito, según se remarcó, fue alcanzado por el Sagrado Corazón de Jesús en ese recorrido de fe, y simbólicamente elevado al cielo como expresión de confianza, gratitud y entrega.