Teresa Bravo —75— y Miguel Valdiviezo —90— cumplieron el pasado viernes 50 años de casados y, además, renovaron sus votos en la capilla Inmaculado Corazón de María del barrio El Vinalar.

“Recuerdo el día con mucha alegría, porque ese era mi deseo: casarme, tener hijos... y gracias a Dios pude tener dos: María del Carmen y Juan Manuel”, expresó Teresa, en diálogo con Nuevo Diario.

Miguel es oriundo de Salta, pero a temprana edad se fue a vivir en Buenos Aires. “Vivía frente a la casa de mi tía —relató su esposa—. Yo estaba ahí porque acompañaba a un cuñado de mi hermana que tenía que operarse del riñón. Nos presentó mi tío, mi celestino (risas)”.

La pareja llevaba seis meses de noviazgo, hasta que decidieron casarse justo en el día del cumpleaños de la por entonces veinteañera.

Miguel, quien trabajó durante gran parte de su vida en YPF, en Buenos Aires, padeció hace un tiempo un accidente cerebrovascular que le afectó el habla.

“En las buenas y en las malas, pero siempre juntos —remarcó Teresa—. Quería tener hijos, y gracias a Dios tuve dos”.

María, su hija mayor, manifestó que sus padres “son mi ejemplo a seguir”. “Son el vivo reflejo de lo que es el amor —agregó—, el respeto y el compañerismo. Pasaron por muchas situaciones difíciles y jamás se rindieron, siempre apostaron al diálogo para solucionar los problemas. Así que ellos: son el hermoso testimonio del amor”.