Personas con discapacidad, acompañadas por sus respectivas familias y docentes, participaron ayer del evento Santiago Baila, desarrollado en las inmediaciones de la plaza Libertad.
El equipo de Nuevo Diario dialogó con integrantes de Sonckoy Manta, la asociación que pregona por los derechos de las personas con discapacidad de la provincia.
María Cantero es mamá de Marisol, de 20 años. Su hija es una persona con retraso madurativo. Ambas asisten a Sonckoy Manta desde hace aproximadamente cuatro años. “Es una familia más”, agradeció Cantero.
La entrevistada aseguró que “esto es lo que la hace feliz: la danza”, en referencia a Marisol, quien ya había concurrido al Santiago Baila.
“Ella es muy feliz de participar en esto, y eso nos reconforta; al igual que la inclusión de todos. Como madre, me hace feliz”, celebró Cantero.
Pilar Ibáñez es mamá de Mía, de 11 años. Su hija es una persona con una enfermedad poco frecuente, que también padece discapacidad motriz e intelectual.
Ibáñez contó que lleva a Mía a los talleres de folclore que brinda la asociación. “Le encanta. Es un lugar donde se siente muy cómoda y segura. Los chicos la ayudan un montón, tanto en fortalecer su parte cognitiva como social”, destacó.
La mujer, que bromeó con que a su hija “le encanta ser el centro de atención”, le hizo un pedido a la sociedad: “Es muy importante que ellos no se sientan discriminados ni relegados. Ellos forman parte de la comunidad y tienen que ser uno más. Esto tiene que ser una convivencia”.
Y agregó: “Que no los clasifiquen. Ellos tienen un nombre y un apellido, y una personalidad; además de su propio lugar donde se destacan”.
Luisina Guerrero es mamá de Nazareno, de cuatro años. Su hijo tiene displasia del desarrollo de la cadera.
“Es la primera vez que participa en un acto así. Teníamos miedo porque llora mucho, pero estuvo espectacular, contento. Ha sido un gran avance”, festejó Guerrero.
Y señaló: “El acompañamiento familiar es lo principal para que ellos puedan salir adelante”.