Pablo Anahuate maneja “un pedazo de historia viva”, y no es verso: el abogado es dueño de un Ford A Baquet de 1929.
“La historia con este auto se remonta a mi niñez: cuando era niño, mi padre (Oscar, dueño de una panadería) tenía un Ford A con el que me gustaba mucho salir a pasear”, introdujo Anahuate, en diálogo con el equipo de Nuevo Diario.
El abogado, entrado en la adultez, se obsesionó con las antigüedades “de todo tipo” y la soldadura y herrería artesanal.
“Siempre quise tener un Ford A, era mi anhelo. Buscando y buscando, me encontré esta pieza en el interior de Santa Fe. Me fui a traerla con una grúa”, recordó.
El auto, al que “siempre” están retocándolo debido a que muchas de sus piezas tienen más de 100 años de fabricación, está inspirado en los antiguos vehículos de carrera: es biplaza, el volante está a la derecha, ruedas rodado 21 y escape libre.
“Lo lindo es que hace volver el tiempo atrás a toda esa gente cuyos padres o abuelos han tenido este vehículo”, consideró.
Según el entrevistado, el Ford A provoca lágrimas entre los santiagueños. “Me paran y se largan a llorar. Vuelve el tiempo y las emociones de quienes vieron en marcha este auto, esa es su virtud. Y los chicos que no lo conocieron, viven algo muy lindo: les permite ver cómo eran los autos de antes”, sostuvo.
La Baquet se llama “La Argentina”. Tiene pintadas banderas celestes y blancas y el escudo de Santiago del Estero. También cuenta con el logo de YPF y un 10, en alusión a Lionel Messi. “En casa somos muy nacionalistas y muy santiagueños”, mencionó.
El auto es utilizado meramente para paseos familiares o salidas al campo. “No se trata de plata, sino de pasión, de horas de dedicación, de salir a dar una vuelta y que de repente no te arranque porque hizo una falla. Se trata de amor, de una elección de divertirse con la familia, con los amigos, con los mecánicos”, reconoció.
Anahuate, por último, reiteró que su “pedazo de historia” tiene como objetivo “ver gente grande que se emocione” y “chicos que sonrían y quieran sacarse una foto”.