Opinión

Elon Musk o el servidor de pasado en copa nueva

En Alemania, el saludo nazi con el brazo extendido en 60 grados y la palma hacia abajo está prohibido. Su difusión en los medios está penada.

En los últimos días, aquellos diarios de ese país que repudiaron el gesto de Elon Musk, debieron recortar la imagen y eliminar ese execrable ademán por sus connotaciones nazi-fascistas.

Recordemos que del 39 al 45, Adolfo Hitler llevó a cabo durante su apogeo lo que denominó la “solución final”, condenando a muerte en los campos de concentración a millones de seres humanos. Siendo este quizás el mayor genocidio jamás perpetrado hasta el siglo XX. No debe ignorarse que quienes nieguen estos hechos, incurriendo en lo que se conoce como negacionismo, pueden purgar penas de prisión efectiva, si hacen públicas esas expresiones o ideas en tierras teutonas. Sin lugar a dudas lo que hizo el magnate espacial fue un saludo hitleriano, un saludo que encierra y resume odio, como lo señalara parte de la prensa mundial. Cabe ahora preguntarse: ¿Por qué lo hizo?

Antes es apropiado revisar la historia para desentrañar el origen de tan siniestro saludo en la asunción de Donald Trump. Musk no emuló a los legionarios romanos porque estos jamás saludaron así al César, al menos no existe un registro absoluto e irrefutable sobre esta versión. Aunque sí se puede rastrear hasta esa era por el camino de las artes pictóricas. Fue Jacques Louis David, quien cuatro años de la Revolución Francesa, dio a luz a su obra: El Juramento de los Horacios (Le Serment des Horaces). La pintura neoclásica hoy en el museo de Louvre, representa un tema de leyenda, que recrea una escena del conflicto bélico entre la Roma, de Rómulo y Remo y la ciudad de Alba Longa, en el siglo VII antes de Cristo.

Por lo tanto, el controvertido gesto no sería milenario. Soportaría escasos doscientos años, siendo el fruto febril de un pintor que terminaría al servicio de Napoleón Bonaparte en su esplendor.

Nobleza obliga cabe reconocer que existen esculturas de la época imperial, con gestos similares sí, pero que encierran más dudas que certezas sobre el saludo de marras.

Volviendo al “lienzo”, fue el rey Luis XVI -el decapitado- quien encargó esta obra con la intención primigenia de exaltar lealtad a la corona, aunque en realidad terminó representando fidelidad al Estado, so pena de terminar en la guillotina.

La historia sin vacilaciones nos remonta a Tito Livio, quien nos enseña que aquella disputa entre Roma y Alba, hubo de resolverse con un duelo sin parangón.

Para poner fin a aquella guerra que daría nacimiento a un solo reino que sería basamento de la república previa al imperio, las coronas en pugna escogieron a sus tres mejores campeones para que en un solo enfrentamiento, se definiera el resultado de aquella lid y evitar más derramamiento de sangre. Así tres hermanos Horacios -por Roma- y tres Curiacios -por Alla Longa- lucharon a muerte. El drama, numen de nuestras raíces, es insoslayable. Una joven Sabina nacida en Alba es esposa de un hermano Horacio, mientras que Camila, romana, está prometida a un Curiacio, consumando así la tragedia. Con esos lazos familiares de marco, el padre Horacio exige a sus tres vástagos que juren luchar a muerte en defensa de Roma, sin importar el choque entre familias. Esto queda plasmado en la pintura de David, los tres hermanos alzan sus brazos ante el padre que enarbola unas espadas.

A esta altura me permito dudar que Elon haya querido rendir tributo con su saludo al pintor David, al historiador Livio o a la esplendorosa Roma clásica. Lo suyo es más profano y claro más peligroso…

La diestra extendida y la palma hacia el suelo, no es ajena a la cultura norteamericana. Fue Francis Julius Bellamy en 1892, pastor de la Iglesia Cristiana de convicciones socialistas en política, quien escribió los versos del juramento de lealtad a la bandera yanqui quien rubricó con es fatídico saludo de brazo extendió su noble intención. Claro aún restaba casi medio siglo hasta el advenimiento de fascismo en Europa. El así llamado “saludo Bellamy”, se usó hasta la aparición de Hitler. Con el régimen nazista en ascenso fue sustituido por el Congreso de Estados Unidos -1942-, llevando los ciudadanos estadounidenses desde ese momento la mano al corazón, para desterrar cualquier confusión o mala interpretación.

En 1914 se estrena en Italia, Cabiría, filme que retrata la guerra entre romanos y cartagineses -Guerras Púnicas- en la que el gesto de la diestra extendida es propio de ambos bandos. Y aquí aparece, il Duce, Benito Mussolini, quien se habría inspirado en esa épica película para el horror y el escándalo. El líder fascista para 1923 impone en las escuelas italianas que la bandera tricolor sea saludada con el brazo erecto, tal como lo había ideado el norteamericano Bellamy 31 años antes. Tres años después de la iniciativa fascista italiana, es el propio Adolfo Hitler quien la impone como saludo identificatorio del Partido Nazi.

¿Por qué Elon saludó de esa manera? No rindió culto al imperio romano, pues nadie saludaba así en la Edad Antigua. No fue un homenaje a Bellamy ni al clasicismo pictórico. Ese terrorífico gesto está indudablemente asociado a Mussolini y Hitler. Es el ademán que distingue al totalitarismo que mostró toda su furia en los campos de exterminio de Auschwitz-Birkenau, Bełżec, Chelmno, Janowska, Jasenovac, Majdanek, Maly Trostenets, Neuengamme-Alderney, Ohrdruf, Sajmiste, Sobibór, Treblinka y Varsovia, en los que fueron inmolados en holocausto: 6 millones de judíos y otros 11 millones entre soviéticos, polacos, prisioneros de guerra y discapacitados. Minimizar lo que hizo Musk, es dar la espalda y soslayar al mayor acto de barbarie del siglo XX. Nunca más…

Elon Musk

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