La capilla Nuestra Señora de Lourdes de la localidad de Santa María, al sur del departamento Capital, fue escenario de una historia de amor tan profunda como inusual. A sus 90 años, don Ascencio Trejo —más conocido como don "Chuno"— y Carmen Almeyda, de 87, decidieron unirse en matrimonio religioso después de casi ochenta años de vida compartida.
El encargado de oficiar la ceremonia fue el padre Mario Ramón Tenti, párroco de la iglesia Santa Mama Antula. El sacerdote definió la unión como "una historia de amor única y extraordinaria", y no solo por el tiempo transcurrido, sino por la profundidad que marcó cada capítulo de la vida de esta pareja.
"Ellos se conocieron en la escuela primaria", relata el padre Tenti. "Fueron compañeros de banco durante toda la primaria y se sentaban juntos". "Carmencita" tenía 13 años cuando comenzó a "noviar" con don "Chuno", que por entonces tenía 16. A los 18, ella y su amado —entonces de 21— decidieron casarse por civil. Juntos construyeron una familia numerosa y amorosa, con hijos, nietos y bisnietos que hoy los rodean con admiración. "Viven en El Mojón, en San Isidro, y muchas veces he ido a celebrar misa en su casa. Siempre los vi tomados de la mano, abrazándose", como si el tiempo no hubiera pasado.
"Don 'Chuno' me pidió personalmente que los casara. Para él era importante que fuese yo quien los uniera ante Dios. Me siento honrado, bendecido, por haber sido parte de este momento", añadió el padre Tenti.
La ceremonia fue sencilla, pero cargada de emoción. A ella asistieron familiares, vecinos y miembros de toda la comunidad de Santa María, que acompañaron con lágrimas, sonrisas y aplausos el paso que la pareja decidió dar tras décadas de convivencia. "No es solo un casamiento más, es un acto de fe, de esperanza, de testimonio. Es la prueba viviente de que el amor verdadero existe y puede sostenerse a lo largo de toda una vida".
"Carmencita" y don "Chuno" siguen siendo testigos la lealtad y la paciencia. En un mundo donde las relaciones parecen tan frágiles, ellos brillan como un faro cálido que recuerda que el amor, cuando es auténtico, no tiene fecha de vencimiento.
Al finalizar la misa, entre abrazos y fotos, el padre Tenti volvió a definir su unión con una frase que resonó en todos los presentes: "Es una historia de amor única y extraordinaria. Y hoy, por fin, está consagrada también ante Dios".