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A 70 años del bombardeo a Plaza de Mayo: una herida abierta en la historia argentina

Fachada del Ministerio de Economía

Este 16 de junio se cumplen 70 años del trágico bombardeo a Plaza de Mayo, un acto de violencia interna que marcó para siempre la historia del país. En 1955, la Ciudad de Buenos Aires fue escenario de un ataque sin precedentes, ejecutado por sectores de la Armada, la Aeronáutica y grupos civiles armados que buscaron derrocar al presidente constitucional Juan Domingo Perón. El objetivo declarado era asesinarlo. El saldo fue una masacre: cientos de muertos y heridos, la mayoría civiles desarmados.

Durante cinco horas —entre las 12:40 y las 17:40—, más de cien bombas fueron arrojadas sobre el microcentro porteño, mientras ametralladoras disparaban desde el Ministerio de Marina, tomado por los golpistas. La ciudad fue arrasada en lo que el abogado, periodista y exsecretario de Derechos Humanos Eduardo Luis Duhalde describió como un acto de “terrorismo de Estado en democracia”.

Los ataques no se limitaron a Plaza de Mayo. También fueron blanco la residencia presidencial, el Aeropuerto de Ezeiza, y hasta obreros en la fábrica Jabón Federal en General Paz y Crovara, a más de 15 kilómetros del centro. Uno de los episodios más conmovedores fue la caída de una bomba sobre un trolebús repleto de trabajadores en Paseo Colón e Yrigoyen: murieron todos sus ocupantes.

 

El contexto de un odio organizado

El atentado del 16 de junio no fue un hecho aislado. Ya en abril de 1953, durante una concentración convocada por la CGT, los Comandos Civiles colocaron explosivos en Plaza de Mayo, matando a cinco personas e hiriendo a decenas. El responsable, Roque Carranza, sería años más tarde ministro del gobierno de Raúl Alfonsín.

El objetivo no era solo asesinar a Perón: lo que se buscaba era instaurar el terror. La proclama que los golpistas difundieron por radio comenzaba con una mentira: “El tirano ha muerto. Nuestra patria es libre”. Lejos de eso, la democracia resistía, pero a un precio trágico.

 

Las víctimas: nombres que deben ser recordados

Las cifras oficiales del número de muertos y heridos nunca fueron confirmadas. Las investigaciones más serias estiman alrededor de 300 personas fallecidas, muchas sin identificación. Entre los nombres que sí se conocen figuran Severo Aguirre, Ángela Modesta Albornoz, Justo Ramón Ledesma, el joven Fernando Miguel Sarmiento de apenas 15 años, y los granaderos Mario Benito Díaz, Manuel Míguez, Laudino Córdoba y Ramón Cárdenas.

Hoy, más de medio siglo después, la memoria sigue siendo un acto de justicia. Nombrar a las víctimas, recordar que fueron bombardeadas por fuerzas armadas argentinas en tiempos de democracia, es una tarea fundamental para comprender el presente.

 

Una genealogía del autoritarismo

El golpe de junio fracasó, pero tres meses más tarde, en septiembre de 1955, una nueva intentona militar derrocaría a Perón, instaurando una dictadura que abriría décadas de violencia política, proscripción, persecuciones y censura.

Recordar este hecho no es una mirada nostálgica ni partidaria. Es entender que la violencia política no es una anomalía, sino una marca profunda en la historia argentina. Como señala el texto base, “la política se reproduce por gajos y no por semillas”: los autoritarismos de hoy tienen raíces en los silencios de ayer.

A 70 años, el bombardeo a Plaza de Mayo no es solo una fecha para el archivo, sino una advertencia viva sobre los riesgos de la intolerancia y la ruptura institucional. La memoria es, también, una forma de resistencia.

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