El femicida Miguel Ángel Almirón fue condenado a la pena de prisión perpetua, tras ser considerado autor material y penalmente responsable del delito de homicidio doblemente agravado, por la relación de convivencia preexistente con la víctima y por mediar violencia de género en el hecho, en perjuicio de su esposa Gabriela Edith Molina, a la cual mató de un disparo de escopeta en la casa que compartían en el barrio Oeste de la ciudad de Sumampa.

El fallo fue adoptado por mayoría de votos, ya que el doctor Juan Carlos Storniolo votó por la inconstitucionalidad de la pena de prisión perpetua y opinó que el acusado debía ser condenado a 25 años de prisión.