Opinión

Cuán malo sería un triunfo de Trump para Argentina

Las chances de un triunfo de Donald Trump en la elección presidencial norteamericana parecen hoy remotas. Las chances del candidato republicano de suceder a Barack Obama han venido cayendo de manera dramática desde el primer debate presidencial a fines de septiembre. De acuerdo al sitio fivethirtyeight.com, la probabilidad de una victoria de Trump es de un 13,8%. Asimismo, el promedio de sondeos de opinión pública que realiza Real Clear Politics muestra una ventaja de alrededor de 6 puntos en favor de Hillary Clinton.

 

A la vez, si bien la elección no se define por el voto popular, sino a través de votos electorales, el escenario de victoria del aspirante republicano parece poco probable, dado que de los 16 llamados “battleground states”, sólo tiene una clara ventaja en 3 de ellos (Georgia, Iowa y Missouri) que aportan 32 votos electorales, mientras que Hillary aparece liderando las encuestas (en algunos casos por un amplio margen como en Michigan y Colorado, en otros por una diferencia mínima como Arizona) 11 estados que suman 134 votos electorales. En Minnesota (10 votos electorales) y Ohio (18 votos electorales), las encuestas muestran un empate según real clear politics.

 

Sin embargo, en materia electoral nada está dicho hasta que se cuenta el último voto y como hemos visto en no pocas oportunidades las encuestas a veces fallan a la hora de capturar el humor colectivo. Agreguemos a ello que a pesar de la relativa estabilidad que se observa en las preferencias del electorado desde el comienzo de los debates, las mismas estuvieron caracterizadas por una notable volatilidad a lo largo de la campaña. Nuevamente de acuerdo a fivethirtyeight.com a comienzos de agosto, Trump y Hillary contaban con las mismas chances de acceder a la Casa Blanca. Durante agosto, Hillary creció en las encuestas y llegó a tener casi un 90% de probabilidad de triunfo de acuerdo al modelo de Nate Silver. Sin embargo, para la fecha del primer debate presidencial las probabilidades de una victoria de Clinton habían caído a 55% evidenciando la recuperación de Trump.

 

Por ello, a pesar de ser un evento de baja probabilidad vale la pena considerar qué consecuencias tendría un triunfo de Donald Trump para la Argentina. ¿Da lo mismo que sea Hillary o Trump quien suceda a Barack Obama? La respuesta es no. Un triunfo de Trump sería probablemente muy negativo para la Argentina. Veamos por qué.

 

América Latina suele recibir poca atención de parte de los gobiernos estadounidenses. Es sin dudas relevante, pero comparada con Europa Occidental, Rusia, China, Japón o Medio Oriente, es un área de baja prioridad por buenos y malos motivos. 

 

Cada vez que Estados Unidos elige presidente suele afirmarse que da lo mismo quien gane y que los efectos sobre la región serán mínimos. Esto no es necesariamente cierto. La baja prioridad de América Latina justamente permite que a veces los gobiernos norteamericanos hagan giros bruscos en sus políticas hacia la región. Por ejemplo, la elección de Jimmy Carter, quien puso un fuerte énfasis en la promoción de la democracia y la defensa de los derechos humanos, fue indudablemente una mala noticia para las dictaduras de la región e implicó un giro drástico respecto de la política de las administraciones Nixon y Ford. Del mismo modo, la llegada de Ronald Reagan revirtió —al menos durante su primer mandato— las políticas de Carter, restaurando el apoyo hacia los gobiernos militares vistos entonces como aliados en la lucha contra el comunismo.

 

Desde el fin de la Guerra Fría, sin embargo, con algunos matices y pocas excepciones, las administraciones estadounidenses han mostrado un compromiso más consistente con la democracia, dejando atrás la actitud pendular característica del período 1945-1991.

 

Ya sea que ganen Trump o Hillary, es difícil que América Latina tenga una mayor prioridad en la agenda del próximo gobierno norteamericano. Probablemente incluso se le asigne menos prioridad que la que le ha dado la segunda administración Obama.

 

Sin embargo, para la región y en particular para la Argentina no da lo mismo quién gane las elecciones del 8 de noviembre. Una victoria de Trump sería particularmente negativa para la Argentina. No tanto por las relaciones bilaterales. Independientemente del apoyo explícito del Gobierno de Cambiemos por la candidatura de Hillary, la Argentina no es tan importante en la agenda de los Estados Unidos como para que esta actitud genere una represalia si Trump llega a la Casa Blanca. Distintos son los casos de México o Cuba dadas las propuestas del candidato republicano de forzar a México a financiar el muro que planea construir en la frontera y revisar el TLCAN, así como su decisión de revertir el descongelamiento de la relación con Cuba iniciado por Obama.

 

El impacto sobre la Argentina sería más bien de otra índole. La llegada de Trump a la presidencia de los Estados Unidas es un hecho bastante más disruptivo para la política internacional de lo que puede suponerse y que va más allá de su estilo extravagante o algunas de sus propuestas delirantes.

 

Una victoria de Trump tendría consecuencias sistémicas, dado que implicaría una reorientación drástica de la política exterior de los Estados Unidos, probablemente el giro más profundo desde que Washington dejó atrás el aislacionismo que lo caracterizó hasta la Segunda Guerra Mundial.

 

La llegada a la Casa Blanca de un outsider con escasos conocimientos de política internacional y que promete comportarse como un verdadero bully es un hecho para nada auspicioso.

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