El caso de la joven de San Isidro a la que se le prohibió dar la teta a su hijo en público disparó la polémica.
Constanza Santos, la joven de 22 años a la que dos policías de San Isidro le prohibieron amamantar en público a su bebé de 9 meses, se convirtió en el ícono de un reclamo que todavía muchísimas mujeres gritan: poder alimentar a sus hijos pequeños sin una condena social.
De cara a la Semana Mundial de la Lactancia Materna, el caso de Constanza es un ejemplo más de que la sociedad argentina todavía no asimiló que el amamantamiento es un acto natural y que darle una entidad sexual y erótica a ese acto dista por completo de lo que representa la lactancia.
Paola de los Santos, puericultora universitaria y psicóloga, destacó que el problema es cultural: "Creo que seguimos debatiendo esto porque las tetas las tenemos las mujeres y, mientras la sociedad siga pensando que el cuerpo de la mujer le pertenece a cualquiera menos a ella, todos se creerán con derecho a opinar y a aprobar o rechazar, por ejemplo, que una mujer amamante en público. Realmente estoy convencida de que si fuesen los hombres los que amamantasen a los bebés humanos no estaría respondiendo estas preguntas", reflexionó.
Una organización sin fines de lucro que promueve y concientiza sobre la lactancia materna, detalló a Infobae: "La lactancia nunca se cuestionó, siempre fue algo natural dar el pecho. A raíz de que surgió la leche de fórmula como alternativa de alimentación, en el siglo XX y siglo XXI, se empezó a generar una brecha generacional con cada vez menos referentes de lactancia". Y añadió: "Cuando los estudios demostraron que la lactancia era la mejor alternativa nutricional es que se volvió a instalar este pensamiento. Es un gran error pensar que la lactancia es sustituible".