Policiales

Denunció a su jefe por abuso sexual y amenazas: "Abrila que hoy tenés premio"

Agostina Signorelli estaba muy conforme con su trabajo, pero todo se desmoronó con una actitud de su jefe, quien la manoseó e intentó besarla, y después la amenazó. El aberrante episodio sucedió en la panadería “La Española”, en la sucursal de Castelar, ya que el negocio tiene además otro local en Ituzaingó.

 

La panadería es una empresa familiar, que hasta hace poco estaba a cargo de su fundador. Tras su fallecimiento, los hijos y el yerno tomaron su lugar. Agostina denunció al yerno, Adolfo Sambán, quien se propasó con ella y hasta la amenazó. En la comisaría de la Mujer y la Familia de Morón la joven relató lo sucedido.

 

Estaba tomando el pedido de un cliente y se acerca Adolfo buscando algo”, explicó a Primer Plano. “Le pregunté si lo podía ayudar y me dijo que sí, que necesitaba a alguien flaquito que lo ayude”, afirmó. Luego, el hombre la llevó a la parte posterior de la panadería, “donde hay un hueco entre una pared y una escalera”, indicó la víctima.

 

Y relató que le pidió que lo ayudara con una puerta. “Me dijo ‘me tenés que abrir esa puerta y si la abrís tenés un premio’”. Agostina abrió, y ambos pasaron a la oficina, donde su jefe le dio un caramelo, pero lo desenvolvió y se lo puso en la boca. “Dejó la mitad afuera, se acercó a mí y me lo quiso dar con la boca, pero yo le dije que no”, recordó la chica.

 

Sinceramente no sabía qué hacer”, confesó. Y continuó relatando: “Se me acerca y con la mano derecha me manosea la cola. Me alejé y me dijo ‘la próxima no zafás’”. Desde el baño del local, y en medio de un ataque de llanto, la empleada llamó a su novio y le pidió que la fuera a buscar. Al calmarse, decidió quedarse, pero evitó volver a cruzarse con su jefe: “No quería ni que se me acercara”.

 

Tras hacer la denuncia correspondiente, los familiares del agresor se pusieron en contacto con ella. Uno de los hijos la llamó para decirle que “no podía creerlo”, y el otro que “elige creerle a su papá”. También le indicaron que hiciera la denuncia si le parecía que debía hacerla, pero le advirtieron “que antes de un escrache social pensara que podía perjudicar a las 50 familias que trabajan en la empresa”.

 

A pesar de las amenazas, Agostina denunció a su empleador, pero tuvo muchos problemas desde entonces: “Me arruinó la vida porque me quedé sin trabajo, no sé cómo voy a conseguir otro, estuve internada por un ataque de ansiedad”.

 

Su abogado explicó que la chica no puede continuar trabajando es ese lugar: “Esta situación la pone en circunstancias de no poder cumplir con sus obligaciones porque consideramos que las garantías de seguridad que debe tener no se cumplen”, dijo.

 

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Buenos Aires

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