El Polideportivo Luis Ramos de Anzoátegui está considerado como una "caldera". Un estadio en el que el público local se hace sentir a cada momento y en el que trata de influir en el desarrollo del partido. Sin embargo, la Selección Argentina se encargó de dejar mudo a todos los presentes, dado que venció a Venezuela por 69 a 66, en el quinto partido del grupo A de las Eliminatorias Americanas rumbo al Mundial de Japón, Filipinas e Indonesia de 2023.Durante los primeros tres cuartos, el equipo de Néstor Che García no logró encontrar regularidad en el juego ofensivo y tampoco hizo pie en defensa. Con muchas pérdidas en campo contrario (solo cinco en el primer cuarto), sufrió un parcial de 13-0 en los primeros 10 minutos de juego y, así, tuvo que correr de atrás durante todo el partido. Y si bien había logrado reducir esa desventaja inicial con una réplica de 10-0, producto de un ajuste defensivo, de una tapa de Francisco Cáffaro y de dos triples seguidos, uno de Nicolás Romano y otro de Facundo Campazzo sobre la chicharra, la realidad es que Venezuela dominó casi todo el encuentro según lo que habían planificado.De hecho, ese pasaje prometedor de Argentina duró poco: se suscitaron las pérdidas en ataque (Bolmaro y Brussino, que le costó la posición de 4, estuvieron bastante imprecisos desde el perímetro y con el manejo de la pelota), el equipo llegó tarde en reiteradas ocasiones a evitar el tiro exterior rival y, además, el capitán se fue quedando sin acompañantes para generar acciones ofensivas. A pesar de eso, el Che García metió dos cambios claves: dispuso los ingresos de Patricio Garino y de Juan Pablo Vaulet, dos piezas que se volvieron importantes en ambos aros. Y ellos sí fueron los laderos que necesitaba el por ahora base de Denver. Es que Vaulet se convirtió en una roca en defensa y el Pato metió dos triples al hilo. Y en el último cuarto, al que Argentina había llegado con 10 puntos de desventaja, el equipo nacional clavó un parcial de 17-0, secó a su rival y, luego, administró la diferencia para quedarse con un verdadero triunfazo.