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Es el momento de darle una vuelta de rosca al equipo

Hay que cambiar. Urgente. La línea de cinco defensores no va más, no al menos ante rivales “pares” o “emergentes”, como lo gusta decir a Coleoni. Este esquema (línea de cinco) se puede utilizar en contadas situaciones; pero no siempre. Porque hay rivales a los que hay que atacar.

 

Ante Patronato, que era una final, un partido de seis puntos, quedó claro que el “ferro” podía jugar dos días seguidos y no le iba a convertir un gol a nadie.

 

Primero porque le faltan “luces” arriba. El nueve está muy solo y los que juegan por los costados son inconstantes y “livianitos”.

 

Segundo, porque en el medio no hay quién le haga llegar redonda la pelota a los de arriba (elemental, Watson).

 

Y tercero por lo dicho anteriormente, es decir, nos sobra gente atrás y nos falta en otros sectores del campo de juego.

 

Ojo, un cambio de esquema (digamos 4-4-2 o 4-2-3-1) no garantiza que el equipo vaya a jugar mejor, pero la postura dentro del campo de juego es otra.

 

Y los centrales ya no se estarán “culpando” para ver quién sale o quien toma al punta rival. Ya los centrales y laterales no dejarán esos huecos (como el que aprovechó Gudiño, en la jugada previa al gol) que no se sabe quién tiene la culpa, si el de más adelante o el de más atrás.

 

Con cuatro en el fondo es más que suficiente, más Vega y el arquero. Estamos hablando ya de más de medio equipo para defender. Los otros cuatro o cinco tienen que ser jugadores de ataque o al menos con llegada, con ambición ofensiva. Y jugar corto. Un equipo que juegue en 30 metros y que se mueva en bloque. Y que recupere esa presión asfixiante que exhibió en los primeros juegos.

 

¿Quiere ponerle nombres propios? Rigamonti; Bettini, Maciel, Andueza y Bay; Brochero, Soraire, Vega y Lattanzio o Martínez; Ribas (o Riaño o Abel) y Giménez.

 

No tiene mucho más, hoy por hoy, Central en ataque. Porque Sequeira y López Muñoz (injustamente poco utilizado) están lesionados. Y porque Mier y Torres (dos de los refuerzos que llegaron en este mercado de pases) parecieran estar lejos de su nivel físico y futbolístico. Esto lo deducimos por haber visto a Mier en acción. No así con Torres, que todavía no jugó.

 

Se viene Platense, un rival que ya ganó en el Único y que seguramente vendrá a ceder campo y pelota; a regalar el protagonismo (algo que cuesta horrores asumir y quedó expuesto en Paraná). Es tiempo de cambiar, de intentar algo diferente, de darle una vuelta de rosca a todo, porque si no se viene la noche.

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