El jueves 2 junio se estrena en la Televisión Pública Argentina la serie “El Marginal”, que ya fue premiada en París entre más de 80 series.
Parte del elenco de la miniserie es Abel Ayala, un actor de 27 años que se hiciera famoso por el film El Polaquito, El baile de la Victoria y la telenovela Sos mi hombre, entre muchos otros trabajos.
“Estoy atravesando en mi vida personal un buen momento y a la vez es un momento durísimo, el que vive el país. Hay proyectos que se bajan, la crisis llega a las escuelas, al cine, al teatro, a todos lados”, comienza diciendo el actor a Nuevo Diario en entrevista telefónica.
Este actor, de tan solo 27 años y con una vasta trayectoria en cine y televisión, tiene una hija que se llama Amanda y su esposa Patricia. Su niñez fue muy dura.
“Me fui de casa a los 7 años. A esa edad no tenía mucha conciencia de lo que hacía. Hice eso debido a la falta de contención, de afecto, de una familia bien establecida, sin abrigo y sin comida. Y cuando ves que lo básico no lo tenés, uno se escapa de eso. Estuve en la calle hasta los 9. Donde hay pobreza absoluta los chicos se escapan de sus casas, porque no llevas una vida ordenada”, dice con un dejo de desazón.
— ¿Y cómo saliste de esa situación de calle?
— Tuve la bendición de unos asistentes sociales, que trabajaban con pibes de la calle y me dieron un lugar, donde podía comer y bañarme y en eso pregunté si podían conseguirme un lugar para vivir y así llegué a un hogar en Moreno y cuando llegue ahí comencé el verdadero cambio. Era una casa grande con pileta, desayuno, almuerzo, merienda y cena y ahí comenzó el cambio.
— ¿Quién te descubre para El Polaquito?
— Fue el director Juan Carlos Desanzo, cuando llega al hogar y hace un casting con todos los chicos y lo único que pedía era que no tenga experiencia y quedé yo. Tenía 14 años. Luego vendrían Hermanas, con Nicolás Pauls, y después La mano de Dios, Mujeres Asesinas; hice un montón de películas y telenovelas. También El gladiador de Pompeya con el “Puma” Goity y hace poco estrené una “peli” con Antonio Skarmeta, El baile de la victoria, que protagonizaba Ricardo Darín. También estuve en el film El padre Jorge, con Darío Grandinetti, sobre la vida de Bergoglio y con Pablo Rago hice para la Televisión Pública El legado de Garibaldi.
— Y desde el jueves se te podrá ver en El Marginal.
— Sí, por fin. Es una miniserie que ya hace rato que venía pidiendo un lugar en la grilla. El Marginal cuenta la historia de dos bandos de presos, uno integrado por adultos y el otro por jóvenes. Mi personaje se llama César y soy el líder de la banda Sub 21, donde están jóvenes que entraron presos por robar autos y meterse en casas. Yo soy un pibe que entró a la cárcel por robo automotor y va tomando el mando y el lugar termina siendo su propia casa, con muchos conflictos. Con Juan Minujín, el protagonista, al principio somos amigos y después enemigos, somos parte de la columna vertebral de la miniserie. Con Juan siempre nos encontramos en la trama.
— ¿Ya habías trabajado con Underground?
— Sí y conocía a todos en la productora. El director Luis Ortega realizó la grabación de la miniserie como si fuera una película, con esa calidad se hizo todo el trabajo.
— ¿Qué es lo último que hiciste?
— Filmé con “Lali” Espósito Permitidos, que estrena el 4 de agosto, en todo el país.
— ¿Cómo te sentís, ahora, cómo sos como persona?
— Creo que tengo una edad rara, ni viejo ni joven. La vida está llena de extremos. Es un momento extraño el que se vive hoy en mi país. Pasa que no hay plata. Habrá que esperar que cambien las cosas, que mejore la economía. De todas maneras soy una persona tranquila. Me gusta ir construyendo mi camino de forma tranquila no me interesa ir más rápido, pero que no se detenga. Una persona inactiva está muerta.
— ¿Sos feliz?
— Estoy re feliz, encontré la felicidad, tengo una familia hermosa y para un pibe como yo es todo un logro. Hay un montón de pibes que no pudieron salir de Constitución y aunque yo nunca más volví conozco a gente que no salió de eso y hoy andan en la droga y el choreo y otros se superaron y lograron cambiar su vida.