La Provincia

Una historia de amor y solidaridad de una maestra rural y su alumna

Los días transcurrían normalmente en el paraje La Costa, al este de Icaño, donde el centro de la comunidad es la escuela N° 605 Regimiento 18 de Infantería.

En este establecimiento rural, desde hace más de 4 años, apenas recibida, despliega su trabajo en el jardín de infantes la “seño” Luciana Leguizamón, quien diariamente llega desde Añatuya, cruzando en su moto toda la zona rural por medio de caminos vecinales.

La vida de Luciana cambió hace un año atrás, cuando conoció a Martina, una niña que con 5 años llegó al jardín portando las secuelas de una parálisis cerebral que le impedían caminar, generando desde un comienzo la tierna reacción de su “seño”, quien decidió buscar la forma de mejorar la calidad de vida de esa pequeña que la seguía a todos lados, muchas veces arrastrándose, que aunque parezca cruel decirlo, era la forma en que se movilizaba.

Con tesón y mucho diálogo con la madre de la niña, logró, mediante la ayuda de la Comisión Municipal, trasladar a la niña hasta Añatuya para consultar con un neurólogo, quien la derivó a la ciudad Capital, hacia donde llevaron a Martina, siempre acompañada de su “seño”, donde el diagnóstico indicaba que podría mejorar sustancialmente su movilidad mediante el uso de valvas y un andador, pero cuyo costo estaba fuera del alcance de la familia.

Nuevamente, la “seño” Luciana puso tesón y tras hablar con el comisionado Juan Marcelo Navarro y el secretario Luis Eduardo Herrera, quienes en todo momento se mostraron dispuestos a colaborar, supo que la Comisión Municipal enfrentaría los costos de los elementos de rehabilitación, que llegaron el pasado viernes.

 

Una actitud “altruista”

La comprometida actitud de una docente de una escuela pública y rural no puede quedar en el anonimato, en tiempos en los que la profesión docente recibe tantos ataques y pocas consideraciones, como tampoco se puede dejar de mencionar la actitud de funcionarios comprometidos con dar soluciones a quienes más las necesitan, también en tiempos de recortes permanentes y de ajustes al orden del día.

Las historias de amor existen en nuestro interior y Nuevo Diario se las cuenta, porque así debe ser.

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