La Provincia

El impacto de la crisis en los oficios de los santiagueños

La pérdida de poder adquisitivo impacta de manera directa pero diferente en aquellos oficios de antaño que persisten en nuestra ciudad. Con más de 30 años de trayectoria en sus labores, un tintorero, un lustrín y dos zapateros se refieren a su situación actual.

 

 

Como ellos quedan pocos, y eso los hace cada vez más valiosos. La clave, según coinciden, está en lo “artesanal” de su trabajo. Su éxito se esconde en los detalles, en la prolijidad y la durabilidad que ofrecen a los clientes.

 

 

Ángel Suárez pasó 47 años lustrando calzados. Frente a la plaza Libertad, entre Independencia y Avellaneda, cuenta que aprendió el oficio de su padre, cuando tenía apenas diez años. Vive en el barrio 8 de Abril y cada mañana se traslada al centro para ofrecer su servicio a los transeúntes. Gracias a la práctica puede poner a brillar un par de zapatos en solo tres minutos, lo que le permite lustrar hasta 20 por jornada. “La gente sigue viniendo a lustrar sus zapatos, como siempre, aunque esté todo caro”, explicaba Ángel.

 

 

“Los tanos” Sebastián y Ángel Storniolo llevan más de 40 años arreglando calzados. Además de zapateros, son músicos: se jubilaron en la Banda de la Policía de la Provincia y desde entonces se dedican de lleno al taller ubicado en Libertad entre Garibaldi y Entre Ríos. “Gracias a Dios trabajo no nos falta. Hemos criado a nuestros hijos, han estudiado y vivimos bien”, comentaba “Seba”.

 

 

Consideran que el oficio sufre altibajos, pero la demanda está y por estos días crece. “Ahora vienen más porque están caros los zapatos, las zapatillas y botas (…) Aparte nosotros tenemos clientes de muchos años”, comentaba Ángel, el primero de los hermanos en aprender el trabajo.

 

 

Distinta es la situación de Luis Alberto Asato, quien vio bajar la demanda debido a “la situación difícil que está pasando el país”. “Esto hace que la gente empiece a reducir los gastos y la tintorería se la hace a un lado”, explicaba desde su local ubicado en 25 de Mayo.

 

 

Surgió hace 60 años de la mano de su padre, pero fue el trabajo de ambos lo que los hizo acreedores de una cartera de clientes fieles de, nada más y nada menos, que tres generaciones.

 

 

“Han venido los abuelos, los padres y ahora los hijos”, contó. Por estos días, los usuarios llevan ropa de vestir, como sacos, sobretodos, vestidos y trajes, pero Luis recuerda que “cuando hay plata” suelen llevar toda la ropa posible para ser acondicionada.

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