Dadas alzas del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de CABA de 4,1% en enero de 2016, 4,5% en febrero y una estimación propia (optimista) de 3% para marzo. El alza acumulada durante el primer trimestre de 2016 sería de 12% (3,86% promedio mensual) Ergo, la tasa promedio mensual de los próximos 9 meses (tres trimestres) debería ser igual o inferior 1,22% para que el alza acumulada 2016 (Dic’16 vs Dic’15) se ubique por debajo de 25%.
Si tomamos en cuenta que aún están pendientes los ajustes de tarifas del gas natural de red, el transporte urbano de pasajeros y los servicios de agua y saneamiento, elementos clave para lograr la consolidación fiscal planteada para 2016. Queda claro que para lograr esa meta irrealmente optimista hay que lograr una fuerte desaceleración de los precios no regulados, vía fuerte apreciación nominal, y/o directamente suspender los ajustes tarifarios y, por lo tanto, el proceso de consolidación fiscal.
Sinceramente creemos que cualquiera de esas dos opciones resultaría contraproducente para el desempeño de la economía local, tanto en el corto como en el mediano-largo plazo.
Ergo, no se puede tapar el sol con las manos. La eliminación de los controles de cambios y el consecuente ajuste de la cotización del dólar en la plaza local y la eliminación de la mayor parte de las restricciones y retenciones a las exportaciones, por un lado, y la corrección de los atrasos tarifarios en materia de tarifas eléctricas (contracara de los insostenibles esquemas de subsidios), por el otro lado, derivaron en una aceleración del proceso inflacionario local durante el primer trimestre de 2016, que dejó prácticamente obsoletas las metas de inflación fijadas por la nueva administración hace poco más de dos meses.
Proceso inflacionario, que no es nuevo. Sino, viejo y sostenido.
Por eso mismo, al evaluar las causas de la aceleración inflacionaria en curso no hay que olvidarse de tres elementos:
1) La herencia monetaria: Lo primero que tenemos que recordar es la inflación, es el aumento sostenido de todos los precios durante un lapso de tiempo lo suficientemente extenso.
La condición suficiente para que se produzca un proceso inflacionario, es que exista sistemáticamente un exceso de pesos en circulación. Ya sea que este último haya sido originado por la emisión monetaria presente o pasada. De allí la expresión, la inflación es siempre un fenómeno monetario.
Ergo, la conducción suficiente para la mencionada aceleración del proceso inflacionario era preexistente a la salida del cepo. Pues, la misma tiene que ver con el históricamente alto nivel de liquidez en pesos que dejó como herencia monetaria la administración CFK.
2) La inercia inflacionaria: La inflación es un fenómeno económico dinámico. Pues, básicamente es la velocidad con la que se incrementa el nivel de precios. Por lo tanto, por su propia naturaleza, tiene inercia.
En términos físicos, se puede entender la inercia como la resistencia que opone un sistema de partículas a modificar su estado dinámico (reposo o movimiento). En esos términos, un sistema tiene más inercia cuanto más difícil resulta lograr un cambio en el estado físico del mismo. Entre otros elementos, cuanto mayor sea la velocidad, más fuerza en sentido contrario o resistencia hay que presentar para lograr frenarlo rápidamente. Es decir, más inercia tiene.
Ergo, cuanto mayor es la tasa de inflación, más inercia tiene el nivel de precios. Pues, mayor es el esfuerzo de política económica que hay que realizar en sentido opuesto para lograr una brusca reducción de la primera.
3) El ajuste de precios relativos: Todo equilibrio o desequilibrio macroeconómico tiene asociado, al menos, un vector de precios relativos. Ergo, para pasar de una situación macroeconómica a otra, hay que modificar ese vector de precios relativos.
Ahora bien. El ajuste de precios relativos se puede producir de distintas formas. Si tenemos “n” bienes y servicios, y el bien o servicio enésimo debe encarecerse, existen las siguientes opciones: A) Sube el precio del bien o servicio enésimo y quedan constantes los de los restantes n-1. B) Bajan los precios de los otros n-1 bienes o servicios y queda constante el del enésimo constante. C) Bajan todos los pecios, pero en menor magnitud el del bien o servicio enésimo. D) Pueden subir todos los precios, pero en mayor magnitud el del bien o servicio enésimo.
El punto A grafica un proceso de ajuste de precios relativos simple. El B y C es un proceso de ajuste de precios relativos deflacionario, similar al que ocurrió en nuestro país durante buena parte de la década de los ‘90. El D es un proceso de ajuste de precios relativos inflacionario.
La forma en la que se produce el ajuste de precios relativos tiene que ver con los dos puntos anteriores. Es decir, si hay mucha inercia inflacionaria y hay un históricamente alto excedente de pesos en circulación, lo lógicamente esperable es que el proceso de ajuste de los precios relativos sea inflacionario.
Dado lo dicho en los puntos anteriores, no debería sorprendernos que el proceso de estabilización macroeconómica impulsado por la administración Macri redunde en una aceleración inicial del proceso inflacionario. Aceleración que debería revertirse una vez que el ajuste de los precios relativos llegue a su fin.
En ese contexto, creemos humildemente que lo mejor sería reconocer, cuanto antes, que se fijaron metas excesivamente optimistas en materia inflacionaria a principios del presente año y asumir que la variación acumulado por el IPC CABA durante 2016 estará mucho más cerca de 30% anual que están proyectando la mayoría de los analistas privados. Caso contrario, correremos el riesgo de generar nuevas inconsistencias para lograr una meta inflacionaria que fue poco realista desde el mismo momento en el que fue fijada.