El arranque del Mundial está lejos de ser el esperado y deseado para los cinco equipos de la Conmebol, que se encontraron con serias dificultades para debutar con el pie derecho y empezar a encaminar la clasificación a octavos de final, instancia que en 2014 tuvo al 100% de los sudamericanos (Brasil, Chile, Colombia, Uruguay y Argentina).

Solo los uruguayos pudieron sonreír tras el primer partido, pero no sin antes transpirar de más: le ganaron a Egipto —sin su figura Salah— sobre la hora para dar el primer paso en Rusia. Sorprendieron al mundo entero Argentina y Brasil.

Nuestra selección no pasó del empate ante un Islandia que se mostró inquebrantable en defensa, y la verdeamarelha que parecía comerse a Suiza, finalizó 1-1 y con más de una duda.

Perú fue acaso el que se llevó menos de lo merecido. Fue ampliamente superior a Dinamarca, pero falló varias situaciones de gol y en una contra los europeos terminaron quedándose con el triunfo que dejó muy complicado al equipo del Tigre Gareca, que ahora deberá vencer a Francia.

Y por último una temprana expulsión complicó las aspiraciones de Colombia, que logró el empate transitorio con uno menos, pero no pudo aguantar hasta el final y terminó siendo superado por los nipones.

Sin dudas, resultados inesperados que pusieron en alerta a las selecciones sudamericanas, que deberán conseguir triunfos casi de manera obligada en sus próximas presentaciones, para no empezar a despedirse de Rusia.