Opinión

El debate del aborto, ¿una jugada astuta del Gobierno?

Una “trampa cazabobos”, dijo el senador Miguel Pichetto. Una “cortina de humo”, sostuvo en la misma línea el diputado Felipe Solá. La mayoría de los opositores están convencidos de que la promoción del debate por el aborto es una jugada astuta del Gobierno para transitar un semestre duro en materia económica (“después ya viene el Mundial de Rusia, y listo”, completan los más levantiscos).

 

 

Como sea, el debate se metió enseguida en el centro de la agenda. Eso no se logra solamente con fuegos de artificio de consultores inteligentes. “Está claro que algo andaba dando vueltas, que la discusión es necesaria”, dicen en la Casa Rosada.

 

 

Quedó casi resuelto lo formal: ingresó el pasado 6 de marzo el proyecto, y el 8 se amplificó fuerte en la gran manifestación por el Día Internacional de la Mujer. Del otro lado, la postura antiaborto encabezada por el democristiano cordobés Juan Brügge, no se hizo esperar: una vez más ingresó a Diputados, con decenas de firmas, el proyecto de “protección integral de la mujer y del niño por nacer”. Alineado con los principios de los Iglesia Católica considera que la vida empieza con la concepción y desde el momento de la fertilización. Es más prohibitivo que la ley actual, que viene de 1921: no acepta siquiera el aborto en caso de violación. Prevé para esas situaciones asistencia monetaria a la mujer embarazada hasta el nacimiento si luego lo da en adopción, y hasta los 18 años del hijo si le da crianza y educación. Este proyecto tampoco nunca llegó a ser tratado.

 

 

Como sea, se anticipa un final reñido e incierto. La ONG Ecofemi(s)ta hizo un sondeo que da 96 votos en pro de la interrupción voluntaria del embarazo, y 104 en contra. Hay otros punteos también. Todos coinciden que los indecisos volcarán el resultado.

 

 

Quienes están a favor sostienen que —como pasó con el matrimonio igualitario— las voluntades irán sumándose a medida que avance el debate y se pongan argumentos científicos, sanitarios, sobre la mesa. En alerta, organizaciones cristianas —evangélicas, católicas, el Opus Dei— iniciaron una fuerte campaña sobre los legisladores. “No paran de sonar los teléfonos en los despachos”, se asegura. La mayor presión se la llevarán los indecisos.

 

 

El presidente del PRO a nivel nacional, Humberto Schiavoni, senador por Misiones, fue el primer senador en su fuerza que se definió a favor del aborto. Del otro lado se ubicó Esteban Bullrich, que lo considera “un asesinato”. Pero Schiavoni asegura que en el Senado, que todos dicen es una cámara conservadora por tradición, también el debate terminará en apoyo al proyecto.

 

 

Un debate fuerte se dio el viernes en la reunión nacional del PRO en Parque Norte. Fue promovido, tal como quería el presidente Macri: habló uno a favor —Sergio Wisky, médico, diputado rionegrino, recordando los graves problemas que vio en hospitales públicos por abortos clandestinos— y Carmen Polledo, diputada, abiertamente en contra. En el PRO la mayoría suscribe esta última posición.

 

 

Por ahora el debate se inició “civilizadamente”. Hasta la Iglesia mostró moderación en sus comentarios. Pero a medida que avance la cuestión podría inaugurarse una nueva y poderosa grieta, sobre todo si la paridad mantiene en vilo el desenlace.

 

Mirá el video con la opinión del papa Francisco sobre los anticonceptivos.  

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