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Opinión #Opinión

Vacunas y ¿Evolución humana?

Por Facundo Ruiz Frágola - Abogado - Politólogo

Es muy interesante el debate sobre “progreso” y “evolución” humana. Y más en tiempos de pandemia. Aquí se encuentran de frente dos ejes que han dividido la opinión de los antropólogos, por ejemplo.

Por un lado la idea de la evolución como elemento determinista de las sociedades, es decir una sociedad indefectiblemente atravesará períodos de “barbarie” y “salvajismo” hasta hacerse “civilizada”.

Por el otro, el del difusionismo, como un efecto contagio. Las sociedades consideradas avanzadas —las occidentales, en particular— serían el modelo a seguir. Cualquier sociedad que no cumpla con ciertos estándares de civilidad, será penalizada (por ejemplo, las denominaciones de tercer mundo o subdesarrollo).

Uno de los inconvenientes en el debate es esa estandarización sobre lo que llamamos progreso y evolución. Si pensamos el mundo en términos de llaves como la guerra o el factor militar, claramente ha habido una evolución desde la Sociedad de Naciones hasta la creación de distintos foros diplomáticos para la resolución de conflictos. Por ejemplo, ONU.

Ahora, esos procesos que procuran la paz mundial no han servido para discutir otro tipo de cuestiones, y claramente se ha visto respecto a la desigual gestión de la pandemia por Covid-19 y la vacuna. Quede a salvo mi excepción en este punto respecto, por ejemplo, al derecho de veto en el Consejo de Seguridad, de los países que denomino los “cinco grandes” (Francia, Reino Unido, EE.UU., China y Rusia). Los grandes son cada vez más grandes y lucen emancipados del resto de países.

Es imposible pensar en este estado de cosas una liberación de las patentes de las vacunas para desterrar el virus del planeta. No por las condiciones técnicas sino por decisiones geopolíticas. Pandemia y geopolítica no han combinado bien en este último tiempo. Básicamente, porque los países denominados “centrales” han cerrado en un cuello de botella la producción de vacunas en manos de pocos laboratorios y han acaparado la mayor cantidad de dosis, incluso por encima de sus necesidades.

Así, parece imposible pensar en la idea de evolución humana. Un mundo cruel y desigual, casi como siempre. Quizás el punto indiscutible sea la cuestión tecnológica. Los avances se dan a pasos agigantados, aunque también hay que decir que hay claros retrocesos en materia medioambiental. Aquí también se pone en debate la idea de progreso y evolución, si en realidad estamos destrozando el planeta bajo criterios de rentabilidad.

En materia económica, las certezas que nos trajo la revolución industrial y el orden mundial posguerra han desaparecido en manos de la financiarización y la globalización. Se produce y reproduce el dinero pero no genera trabajo ni estabilidad. Entonces, vamos hacia un mundo todavía más desigual.

En conclusión, los “progresos humanos” de los cuáles nos solemos jactar habitualmente, no se han visto reflejados en beneficio de las mayorías sociales. Al contrario, el proceso de financiarización en este mundo de fondos buitre y multinacionales que tienen mayor poder que muchos países, no aporta casi nada al progreso general de los pueblos. Y se ha visto que esa incapacidad para ceder ante el “dios dinero” y su venerado engendro, proclamado como “libre mercado”, hace que no podamos salir de este laberinto llamado “Covid”, a pesar de haber encontrado esa llave que a principios de 2020 parecía inalcanzable: la vacuna.

Entonces, sin un mínimo de humanidad, por mucha inteligencia artificial que exista, no hay futuro posible.

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