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Opinión #Opinión

Impuestos

Los Gobiernos tienen diferentes formas de generar ingresos. La fuente más importante está basada en la recaudación impositiva, es decir aquella que se produce a través de cobrar diferentes tipos de impuestos.

El gobierno cobra impuestos a los distintos actores que tiene una economía: consumidores y productores. Con la recaudación, toma decisiones respecto a cómo asignar ese dinero entre las diferentes necesidades que puede tener: pago de sueldos, intereses, inversiones en infraestructura, servicios públicos, educación, salud, subsidios, entre otros.

 

También debemos aclarar que existen impuestos nacionales, provinciales y municipales. Y mientras más grande sea el Estado mayor será la necesidad de recaudar impuestos para mantener la estructura estatal. Con que aquí tenemos una de las fuentes de presión impositiva sobre la sociedad.

 

¿Cuál es el problema de cobrar impuestos? Independientemente de la forma de medir el impacto, estos modifican decisiones e incentivos de producción y consumo; y redistribuyen ingresos entre sectores privados y entre el sector privado y el estado.

 

Veamos un caso hipotético: si se incrementa el impuesto sobre las naftas, subirá su precio para los consumidores y es muy posible que una parte de estos opten por cambiarse al consumo de un combustible alternativo como el GNC incrementando el consumo de este último y provocando una caída en el consumo de naftas líquidas. Por consiguiente, además de los expendedores de GNC, se beneficiarán aquellos que producen los equipos de GNC y quienes los instalan. Vemos entonces como una medida impositiva genera una cadena de acciones y reacciones perjudicando a unos y beneficiando a otros.

 

Volviendo a la pregunta inicial, los impuestos se justifican para mantener el normal funcionamiento del Estado y del país en la medida que:

 

 

Los impuestos retornen a la sociedad en forma de servicios, por ejemplo subsidiando el proceso educativo o construyendo caminos.

Los impuestos retornen a la sociedad al resolver problemas que de otra forma no podrían ser resueltos, como el saneamiento de una cuenca contaminada.

Por otro lado, se justifica el cobro de un impuesto siempre y cuando no distorsione los incentivos para consumir y producir, manteniendo la competitividad. 

 

Cuando estos se tornan excesivamente altos, generando los efectos contrarios a lo arriba mencionado, la carga impositiva constituye un problema. Sólo para citar un caso: las inversiones son muy sensibles a los tipos impositivos. Y si el país desea mantener las existentes o atraer nuevas inversiones en industrias, campos, servicios, etc. la presión impositiva es un factor determinante.

 

El regalo de Arthur:

 

Existe en economía la que se denomina “Curva de Laffer” (nombrada así por su descubridor, el Economista especializado en Teoría de la Oferta: Arthur Laffer). Esta nos indica la relación que existe entre las tasas impositivas que va fijando el gobierno y la recaudación que obtiene de estos.

 

Por lógica, uno pensaría que a medida que se van incrementando los impuestos, la recaudación que estos generan para el estado debería ir aumentando. Sin embargo, Laffer demostró que esto es cierto parcialmente. Luego de un cierto punto, cuando la presión impositiva llega a ser muy alta, la recaudación empieza a caer cada vez más a medida que esta aumenta.

 

Se reduce por diferentes motivos, por ejemplo porque los impuestos son tan altos que ya no conviene producir o consumir ciertos bienes o servicios; o es mejor hacerlo en menores cantidades. Por otro lado, se torna difícil hacer frente a los impuestos y se dejan de pagar total o parcialmente, entre otros tantos motivos.

 

La Curva de Laffer nos enseña que, aunque parezca paradójico, el estado podría recaudar más reduciendo las tasas impositivas, pues se recuperaría producción o consumo de ciertos bienes o servicios aumentando la base sobre la cual se recaudan los impuestos y compensando la baja de las alícuotas de los mismos. 

 

Argentina tiene un camino desafiante en este sentido. La presión tributaria, que se mide como la relación entre los ingresos fiscales sobre el Producto Bruto Interno en el 2020 según los datos provistos por el Gobierno llega al 30,5% (Con datos provisorios del 2020) contemplando impuestos nacionales y provinciales. A lo largo del mundo hay países por arriba y por debajo de este valor. Es importante destacar que no es solo la presión impositiva que debemos medir, sino la composición impositiva. Ese será otro capítulo. 

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