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Opinión #Opinión

Y se fue Losardo

La ministra de Justicia dejó su cargo, en una acción con una trastienda bastante compleja

Cristina deberá estar pensando con la renuncia de la exministra Losardo, “se hizo justicia”. Losardo y Alberto pensarán que fue “injusto” que se deba ir “agobiada”. Pero el poder es el poder. Qué es “lo justo” lo juzgará cada uno. El punto es qué confluencia de factores hace que se vaya una persona íntima y fiel del presidente. La respuesta más simplista es que Ella presiona según sus intereses hasta que Él cede. Pero la trastienda es bastante más compleja.

Sin duda que la caída de Losardo es punto para CFK en detrimento de Alberto, y es de los tantos más importantes por el rol estratégico de la cartera que queda vacante. ¿Por qué es importante discriminar este hecho con detalle? Porque si se simplifica la explicación, se invalida la capacidad explicativa de la hipótesis. No es una cuestión de pureza intelectual: es una cuestión de saber qué confluencia de botones del poder funcionan o no.

1- Si Alberto tenía claro la urgencia de Cristina respecto a la incidencia en ciertas causas judiciales, ¿por qué puso a una ministra “no política” y de su más absoluta confianza a manejar semejante área crítica? ¿Acaso el presidente confía que el estilo es fundamental y que hay maneras y maneras de hacer las cosas que sean más productivas? ¿O no tenía tan clara la urgencia de su compañera de fórmula? ¿O en el fondo de su alma pensó “que sea lo que Dios quiera”?

2- Esto lleva a una segunda cuestión: viendo la morosidad y moderación de Alberto y su socia profesional ¿el presidente realmente está preocupado por las causas de Ella? Esta es una pregunta que surge de manera cotidiana en el Instituto Patria.

3- Más allá de la efectividad lograda hasta el momento, ¿Alberto realmente cree que está cumpliendo con lo que le pide Ella? ¿O ambos no comparten el mismo criterio de efectividad?

4- ¿Por qué Alberto impulsa una reforma de la Justicia que la corporación judicial y Cristina coinciden en que no sirve para nada? ¿Él lo hace porque cree en su efectividad? ¿O lo hace para mostrar pro actividad sobre el tema para calmarla a Ella?

5- ¿Por qué si Ella manda, Él no resuelve el cargo de procurador con otro candidato que no sea Rafecas y acepta el cambio de reglas que Cristina impulsa?

6- ¿Por qué se acelera la preocupación de Cristina? No solo porque las causas siguen y condenas como la de Báez la angustian, sino por una cuestión fundamental: hoy buena parte de la corporación judicial y la Corte Suprema han quedado fuera del control del poder político de turno. No significa que necesariamente estén en contra —aunque con el máximo tribunal no hay vuelta atrás por ahora— sino que temen dos cosas: a) el cambio de vientos de la política si el presidente se sigue desgastando, y b) la condena en sus propios círculos de relaciones sociales (alimentada por algunas usinas).

7- El mundo judicial y los profesionales del derecho además no creen que Losardo estaba a la altura de las circunstancias políticas. Si bien es una persona con larga trayectoria no tiene vínculo fluido con ninguno de los miembros de la Corte, más allá de lo institucional.

8- Más allá de las reyertas internas dentro del ministerio, tampoco existía la visión de que la política judicial fuera hacia alguna parte efectiva. Muchos dicen que lo mismo sucedía con el ministro Garavano en la presidencia de Macri.

9- La eventual falta de profesionalismo para garantizar alguna efectividad en el manejo de lo político, habría logrado lo imposible: el abroquelamiento de los 5 miembros de la Corte Suprema frente a los ataques que recibe.

10- Los más sagaces dentro del kirchnerismo creen que la estrategia política de Cristina para sacarse de encima sus problemas judiciales (y los de su hija) es más humo que otra cosa, porque —al igual que Macri— compra demasiado “pescado podrido”.

Puestos sobre la mesa estos 10 puntos, la mezcla entre la complejidad de los hechos y las percepciones de los actores confluye en un magma peligroso que le seguirá trayendo dolores de cabeza políticos al binomio presidencial triunfante en 2019. Más allá de que la balanza de poder se siga inclinando hacia Cristina, conviene detenerse en los interrogantes aquí expuestos para visualizar hacia dónde pueden desarrollarse los acontecimientos.

Porque en los detalles está el diablo...

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