Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Opinión #Opinión

España y Olé!

España se encuentra sumida en una crisis social que parece estructural y ha sido agravada por el Covid-19. Con un gobierno que, paralizado, no reacciona ni da respuestas.

Es otra mañana invernal del 2021 en la Ciudad de Barcelona. Calles semivacías y negocios cerrados, efectos secundarios de los cierres sanitarios producto de la pandemia del Covid-19 que lleva casi un año. En la calle unas personas tocan al portero eléctrico de un departamento en un edificio céntrico. No son vendedores ni el correo, son los oficiales del juzgado de desahucios que diariamente salen con listas cada vez más largas conteniendo los nombres de las familias que no pueden pagar el alquiler tanto a los bancos como a los propietarios de los departamentos.

 

Nuestro oficial mira el papel. “Menudo trabajo tengo hoy”- dice como maldiciendo en voz baja, porque solamente en el sector que le asignaron tiene que realizar ocho desalojos express.

 

Es que luego de la presentación judicial por falta de pago, el trámite es sencillo: a la calle con lo que te puedas llevar. Si es que el juzgado erróneamente se ha olvidado de mandar las notificaciones previas del atraso de pago o del desalojo efectivo, hay una pequeña; pero sutil diferencia en este drama que rompe corazones, y reside en quién es propietario del inmueble: Si el dueño de la propiedad es el banco, el procedimiento demora más tiempo en ejecutarse; pero una vez firmada la orden no hay con quien hablar mientras que si el dueño del inmueble es un particular puede acontecer que en medio del traumático desalojo, una llamada por celular del agente oficial o algún vecino ablande el corazón del dueño para dar un plazo de días o semanas para desalojar la vivienda.

 

En un caso el joven ocupante de la vivienda perteneciente al banco llora desconsolado, no puede trabajar, se encuentra enfermo y asistencia social no le responde. La policía interviene y termina detenido; hoy tendrá techo y comida. Cuando salga le espera la nada.

 

Seguimos caminando y unas calles más adelante en un nuevo desalojo se arma un alboroto, salen todos los vecinos a protestar. Es que le ha tocado en desgracia a una joven madre soltera latinoamericana con un bebe de solo unos doce días, Catherine Pérez Vargas quien llora desconsolada en la calle. Un vecino pide un celular y se comunica con Jesús el propietario y le pide que no la expulse a la calle, la llamada tiene efecto. Unas semanas más bajo techo; pero después nadie sabe. Asistencia Social del Gobierno no responde los teléfonos o un robot va guiando a los desafortunados. Sólo queda un último recurso que parece resultará infructuoso: un petitorio a la intendenta de Barcelona, la meca del turismo internacional.

 

También tenemos el caso de Antonio Ruiz Tasado dueño del Frankfurt Bar Helena, padre de tres niños menores de 6 años obligado a cerrar por la pandemia que lo ha perdido todo. Quien sin tener entradas no ha podido trabajar y al no estar contemplado dentro del estatus de refugiado no tiene derecho a vivienda protegida ni subsidio, quedando desalojado. Pero que gracias a sus hijos ha conseguido desde septiembre del 2020 que la Municipalidad lo aloje en un cuarto de hotel junto a su familia, sólo hasta que comience el verano. Estos no son hechos aislados ya que desde la crisis de la burbuja inmobiliaria del 2008 poseer un techo propio se ha vuelto un lujo de los más acomodados ya que mucha gente tuvo que abandonar sus inmuebles hipotecados y devolverlos al banco debido a la imposibilidad de afrontar los pagos adeudados. Y los alquileres en España son muy caros y están muchas veces por encima de los salarios más bajos.

 

Sumado a esto, la situación económica se viene deteriorando paulatinamente y el actual gobierno socialista no ha sabido encontrar la solución para retomar la senda del progreso, prometiendo solamente más impuestos y redistribución socialista. Según el Instituto Nacional de Estadística casi el 30% de la población española se encuentra en riesgo de caer debajo de la línea de la pobreza sin poder cubrir el total de sus necesidades básicas. Siendo Andalucía, con un 42% de pobreza, la región más castigada mientras en el norte es donde mejor se vive con un promedio de 14.000 Euros anuales. Según recientes encuestas hoy el 22% de la población del Reino vive bajo la línea de la pobreza careciendo de capacidad para pagar los servicios públicos, el gas, la electricidad, el alquiler o sus hipotecas.

 

Llegando a la imposibilidad de hacer frente a gastos de comida y medicamentos, las cifras representan la realidad de 13 millones de españoles desde jóvenes a ancianos, sin excluir a los niños.

 

Las organizaciones sociales durante la pandemia han comenzado a trabajar a destajo donde el 50% de la ayuda se distribuye a los nuevos pobres: un universo de empleados despedidos o dueños de pymes que han tenido que cerrar y que son ignorados por el gobierno. Mientras en algunas grandes ciudades la gente ha comenzado a hacer cola frente a los centros de distribución, en otras se establecen turnos telefónicos para evitar la vergüenza del pedir mientras otros alcanzan los alimentos en vehículos.

 

Según las organizaciones sociales al finalizar la pandemia habrá en España como mínimo 1 millón de nuevos pobres.

 

Según el Presidente de la “Alianza de Andalucía contra la Pobreza”, Manuel Sánchez, los ingresos se han estancado en todo el país y el tener trabajo no da garantías de un buen vivir porque igual no se llega a fin de mes. Sumado a esto reclama que todas las promesas efectuadas por la Comunidad Europea en materia de desarrollo e inversiones no se han concretado, recalcando que el nivel de inversión en desarrollo ha sido de Cero Euros. Según Caritas España, el empleo que se está generando es de mucho peor calidad que el que destruyó la crisis del Covid y se está generando una nueva clase social: “Los Trabajadores Pobres” que no pueden llegar a comer tres veces por día y sin posibilidades prácticas de ni una semana anual de vacaciones y mucho menos de reparar sus autos o de realizar refacciones en sus viviendas.

 

Ya se comenta que la pobreza será la herencia que el actual gobierno dejará en España.

 

Asimismo, el Presidente de la asociación “Vecino a Vecino”, dice que mientras antes de la pandemia repartían 2,5 toneladas de alimentos mensuales, desde que estalló la crisis del Covid han distribuido la escalofriante suma de 130 toneladas.

 

Todas las organizaciones sociales reconocen que la situación social ha empeorado porque mucha gente de clase media y baja ha perdido su trabajo y tienen que decidir si pagar el alquiler o comer.

 

Mientras la situación económica se sigue deteriorando en España su gobierno sigue paralizado y enfrascado en disputas internas sin prestar atención al drama social que se está gestando; pero como dicen: no hay que preocuparse ya que “forman parte de la Unión Europea y trabajan en conjunto para el bienestar de su población”.

Comentarios

Te puede interesar

Teclas de acceso