Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Opinión #Opinión

Alquilar en vacaciones

Gran parte del éxito de un emprendedor en su ámbito laboral reside en utilizar a la perfección los buenos modales. ¿Qué nos pasa cuando nos vamos de vacaciones?

“La educación comienza por casa” fué la frase célebre de nuestros antepasados.

 

 

Hoy nos damos cuenta que la formación que absorbimos en nuestros hogares no alcanza. Ni siquiera la que recibimos en la escuela, segundo grupo social donde se adquieren los pilares básicos para sortear estos conocimientos.

 

 

Quedaron atrás aquellas maestras con tizas en las manos, de guardapolvos blanco y pizarrones verdes. Cuando alguna de ellas ingresaba al aula, en las paredes resonaban el “Buenos días Señorita María”. Así fué como empezamos a respetar cierto protocolo afuera de nuestras residencias.

 

Aprendimos también que el correcto saludo no es “buenas”; sino “buenas tardes”.

 

 

El protocolo ayuda a integrarse con éxito a cualquier ámbito que deseemos, son reglas a seguir y para observar si estamos fuera de nuestro país.

Innumerables son las noticias que recibimos cada verano sobre “actos de mala educación” de los turistas argentinos. Según la última investigación de Booking.com, el metabuscador de viajes para reservas de alojamiento, el 82% de los argentinos tiene deseos de apoyar a la industria turística nacional en su recuperación, uno de los sectores más golpeados por la pandemia de coronavirus.

 

 

Con la encuesta en mano, vamos a iniciar una guía de situaciones y personajes que van a ir descubriendo en las vacaciones, donde pareciera que a un sector de la población se le olvida los buenos modales y las buenas costumbres.

 

 

Unos de los protagonistas más relevantes cuando alquilamos un departamento temporario (tan en auge en esta temporada), es el portero o encargado de edificio.

 

 

Recurrentemente, cuando rentamos un refugio vacacional este personaje nos está esperando con la llave del inmueble. Sería de mucha cortesía agendar su número telefónico por si nuestro transporte se retrasa y no llegamos a la hora puntalmente a la acordada.

 

 

Sea puntual: “La puntualidad es la cortesía de los reyes y el deber de toda persona de bien”, según la frase que se le atribuye a Luis XVIII. Si pasó el tiempo acordado, llame y trate de indicar claramente cuán atrasado llegará para darle libertad de seguir su rutina normal. Si usted llega al departamento y el encargado no está, no se enoje: es usted quien llegó tarde.

 

 

Puntual: del latín, punctum, punto. Exacto en hacer las cosas a su tiempo.

 

Si usted, querido lector, es el encargado del edificio, le ruego mantenga la amabilidad con los visitantes. Un trabajador profesional, acompaña hasta vivienda seleccionada, les muestra cada habitación y se pone a disposición ante cualquiera eventualidad.

 

 

¿El plus diferencial?

 

 

Ayude a las damas con el equipaje o quizás bolsas de supermercado. No solo demostrará que es un gran profesional, sino también que es una persona educada.

Comentarios

Te puede interesar

Teclas de acceso