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Opinión #Opinión

¡Precios cuidados! ¡Qué buena noticia!

Existe una cantidad importante de mitos o creencias populares. Una de ellas es que los precios contenidos o máximos o cuidados (como quieran llamarlos) son beneficiosos para la sociedad.

En la realidad que nos toca, tanto personal como social, nos gustaría en muchos casos que todo suceda según nuestros deseos.

 

Me gustaría que mis hijos hagan lo que les indico o que un cliente nos pague el precio que queremos cobrarle por un bien determinado o simplemente que nos compre todo lo que queremos venderle. Hay miles de ejemplos a diario que podríamos citar al respecto en las interrelaciones personales, laborales y sociales.

 

Sin embargo, esto es utópico pues las relaciones se construyen con otras personas y para que las mismas sean fructíferas las partes deben estar de acuerdo por propia voluntad y ganar en el intercambio de esa relación especifica. Forzar relaciones, actitudes, decisiones, acciones; no es sustentable en el tiempo y siempre por algún lugar la imposición forzada termina explotando.

 

Sino, pensémoslo un poquito con las relaciones que nos rodean a diario.

 

Con los precios pasa lo mismo: Los precios en el libre mercado expresan en definitiva cuál es la valoración que los individuos dan a un bien o servicio determinado.

 

Cuando el gobierno determina, por alguna creencia, que un producto o servicio es “caro”; decide determinar un precio que considera “Justo” para la sociedad. En definitiva, el Estado se involucra dentro de una relación de libre intercambio para fijar, forzar e imponer “un precio Justo”. Este precio impuesto, en economía se llama “Precio Máximo” y se encuentra por debajo del precio de equilibrio, o sea de aquel que se fijó libremente en el intercambio entre oferentes y demandantes.

 

¿Es positiva la imposición de un precio máximo para la sociedad? 

 

Veamos un ejemplo:

 

 

Un bien “A” (por ejemplo un kilo de pan) valía 120 pesos,

Ahora el gobierno impuso un precio cuidado o máximo de 80 pesos.

Para aquellos que consumen ese bien que tiene ahora un precio máximo, suena como ¡Buena noticia!,

Sin embargo, sólo unos pocos podrán encontrar en las góndolas las cantidades deseadas a ese precio. 

 

 

Lo que ocurrió es que:

 

 

Como bajó el precio la cantidad que se desea consumir del bien aumentó,

Por otro lado, quienes producen el bien, como bajó el precio, están dispuestos a producir menos que antes.

Entonces tenemos un problemita: los que demandan quieren consumir una mayor cantidad y se ofrece una menor cantidad que antes del precio cuidado. 

 

Esto genera una sobre demanda o un exceso de demanda. 

 

Sólo algunos consumidores se benefician consiguiendo el producto.

 

El productor se ve perjudicado y una gran cantidad de consumidores no logran conseguir el producto.

 

Por otro lado, esto genera incentivos para que se armen en algunos rubros, mercados paralelos. Así que se podrán conseguir más cantidades; pero ahora a un precio de por ejemplo. 150 pesos, porque el producto se volvió muy escaso.

 

En definitiva son políticas ineficientes, de corto plazo y que generan costos para la sociedad como un todo. Es una medida económica mitificada de bondadosa, cuando claramente termina perjudicando a los productores y a una parte de los consumidores. Inicialmente se genera un efecto de ilusión sobre la sociedad hasta que con el tiempo dicha medida cae por su propio peso y la sociedad asume el costo. De hecho, hay formas de calcular estas pérdidas de bienestar para la sociedad como un todo. 

 

 

 

No se pueden forzar las relaciones, en este caso las relaciones económicas de compra y venta de un bien o servicio. Algo muy utilizado por los gobiernos de nuestro país.

 

Algún día aprenderemos…

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