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La Provincia #Entrevista

"La violencia económica hacia las mujeres debería tener un abordaje más severo"

Karina Espíndola, directora ejecutiva de la organización Agenda de Géneros dialogó con Nuevo Diario en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y abordó puntos claves de la problemática.

En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la directora ejecutiva de la organización feminista Agenda de Géneros, Karina Espíndola, manifestó a Nuevo Diario algunos puntos a tener en cuenta, a la hora de comprender el significado de la fecha y su incidencia en el contexto actual, como punto de referencia para realizar análisis específicos.

 

A fin de contextualizar la problemática en el momento actual, Espíndola indicó: “Ha sido un año especial por el tema de la pandemia, la cual puso de relieve que las mujeres tenían menos recursos para salir de sus casas, punto que las situaba en situación de riesgo al estar con la persona que la violenta, que es lo que se da generalmente en las estadísticas”, explicó.

 

Profundizando sobre esto, analizó: “Más del 70% de los agresores son parejas o exparejas, por ende, estas situaciones llevaron a que las mujeres se encuentren en mayor situación de riesgo, por lo que seguramente debieron ser más estratégicas, para que no haya demasiada violencia o de la más cruenta, en los casos más potenciados de violencia hacia las mujeres”. Y agregó: “Dentro de lo que es nuestra provincia, se van registrando (extraoficialmente) entre 6 y 8 femicidios, cuando en el 2019 hemos cerrado con 10 femicidios. Esto en principio es sobre la base de registros extraoficiales, ya que no tenemos un número desde un organismo público”.

 

“Las cifras no deben ser tomadas solamente como un conteo de un nuevo caso de muerte o femicidio, deben ser números que interpelen para que se sumen nuevas políticas y estrategias, para que las mujeres no sean asesinadas en contextos de violencias, sobre todo intrafamiliar”, afirmó la directora ejecutiva de Agenda de Géneros sobre la base de sus dichos anteriores.

 

Si bien la Organización de las Naciones Unidas define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”, Karina Espíndola manifiesta que en la actualidad se torna fundamental reconocer algunos tipos de violencia que pueden estar invisibilizados, naturalizados o justificados.

 

“Hay mucha violencia sexual. Hablamos también de situaciones de acoso sexual que ni siquiera están establecidas como una contravención, entonces no es posible denunciar, el acoso que se da en lugares públicos o en redes, porque no se toman las denuncias ni en las fiscalías ni en las comisarías, porque no es un tipo penal. Entonces estas violencias sexuales que se les suele decir micro-violencias, -pero que es un término que no debe ser utilizado, porque lo que hace es minimizarlas a las violencias-, obviamente que son importantes porque tienen un impacto sobre quienes las padecen que por lo general son adolescentes, jóvenes o personas, que no tienen recursos para acudir a lugares en donde tengan una contención y un acompañamiento, y sobre todo donde puedan lograr una sanción y seguimiento a quien ejerce este tipo de prácticas”.

 

Espíndola, también aborda un aspecto de la violencia sexual, sobre el cual es sumamente necesario, fijar una postura: “También la violencia sexual dentro del contexto de pareja es un tipo de violencia, que está naturalizado o justificado en las mujeres que denuncian. No todas las mujeres consideran que tener una relación sexual no consentida es una violación. Hay que trabajar más sobre eso, el hecho de que una mujer esté casada o incluso si llegó tener hijos con alguien, en todos los casos, siempre, las relaciones sexuales deben ser consentidas”.

 

La eliminación de las violencias contra las mujeres ha logrado grandes avances, a partir de la lucha sostenida de los movimientos feministas, que han logrado situar a la problemática en las agendas políticas y también en la revisión de paradigmas culturales que posicionan al hombre por sobre la mujer, no solo en las posibilidades de realización sino también a la hora de los cuestionamientos y juzgamientos. Karina Espíndola abarca un aspecto que tiene un camino de lucha incipiente y que seguramente deberá ser acompañado por quienes ejecutan las acciones y gestiones de gobierno. “La violencia económica debería tener un abordaje más severo con respecto a quienes las llevan a cabo, con imputaciones penales por abandono o incumplimiento de los deberes de asistencia familiar, pero dentro de los juzgados son ínfimas las denuncias en este sentido. Pero lo que vemos es que las cuotas alimentarias no se cumplen o se cumplen a deseo de quienes son los obligados, entonces las mujeres tienen que hacer lo que sea para mantener bien cuidados a hijos e hijas”, afirma convencida.

 

Finalmente, y en un tema de igual trascendencia que los anteriormente abordados, la directora ejecutiva de Agenda de Géneros se manifestó sobre el rol y el alcance que deben tener las políticas públicas al respecto: “Hay políticas públicas y sociales que son necesarias e imprescindibles. Hay mucha violencia económica, mucha violencia de padres que no han reconocido a sus hijos o hijas con las cuotas alimentarias y todo eso incide en la situación económica de las mujeres que, con trabajos precarizados, o en el mejor de los casos con trabajos formales, deben hacerse cargo de sus hijos que tienen un padre que se ha desatendido de la situación. Hay políticas públicas que sirvieron, como el IFE o el programa Acompañar que se está por implementar en la provincia, pero a pesar de todas estas acciones la violencia no cesa. Creo que hay reforzar la educación a través de la ley de Educación Sexual Integral, aplicarla en todas las escuelas y también la Ley Micaela que involucra a todo el personal del Estado, en la capacitación y formación en cuestiones de género. Estas temáticas de género también deben incluirse en las universidades. Se puede decir que nos falta educación, es un drama cultural que solamente se va a resolver si entendemos que todos y todas tenemos naturalizadas ciertas prácticas, que de alguna manera nos hace responsables para ponerle fin a las mismas”, cerró.

 

 

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