Dolida, con la voz quebrada por los sucesos de los últimos días, Silvia Medina implora que “recen por Abigaíl, dejen de usar a mi sobrina y si tienen algo para decirles a los políticos y gobernantes que se lo digan desde ellos, pero sin usar a mi sobrina”, indicó a Nuevo Diario.
El dolor supera los límites de la paciencia y la capacidad de absorber el duro golpe que la realidad de una enfermedad espantosa hace tortuosa la vida de una pequeña de tan solo 12 años que anoche debió ser trasladada desde Las Termas de Río Hondo hacia el Cepsi por nuevas complicaciones.
“Nosotros queremos que recen y dejen de usar a Abigail”, reitera Silvia en un pedido desesperado a la cordura de sectores que utilizaron la imagen de su sobrina y el papá en brazos para hacer de una niña que sufrió ya un trasplante de fémur y a la que ni la morfina le calma el dolor por la recidiva de la enfermedad una embestida nacional contra las políticas de prevención del Covid-19 en contra del gobierno de la Provincia sin ningún escrúpulo.
Ella acompañó en la ambulancia anoche a su sobrina y sus papás hasta el Cepsi. Asegura que la situación de la niña es muy grave desde hace meses y que tiene recaídas frecuentes porque ya está casi sin defensas. Asegura, desde el más profundo dolor que su situación es irreversible pero que ella y sus padres aún creen en un milagro.
“Cuando el Gobernador nos ofreció en el Cepsi —donde se hizo presente hasta las siete de la mañana— lo del Austral (hospital) no dudamos, es la última esperanza para ella”, afirmó.
“Aquí hay un policía sin corazón, el problema fue ese. Ni siquiera dio la cara ni pidió perdón”, afirmó al referirse al suceso que desencadenó un escándalo nacional.
Abigail no puede dormir. Sufre de Sarcoma de Ewing y le dan calmantes para que pueda dormir. Tanto Silvia como su familia agradecen al Gobernador de la Provincia y a la senadora Claudia Ledesma Abdala de Zamora su predisposición. Y por haber pedido disculpas por el accionar excesivo y desmesurado de un policía que jamás dio la cara. Estuvieron presentes hasta el momento de los hisopados que viabilicen el viaje sanitario de la niña hasta Buenos Aires costeado con fondos del Estado. Solo piden paz. “Que dejen de usar a mi sobrina”, es el contundente título y final de una noticia desgarradora.
