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Opinión #Conflicto

USA y Europa, en guerra comercial

La pandemia ha sido aprovechada por ambos bloques durante el año 2020 para imponer sanciones no escritas disfrazadas de contención sanitaria entre las potencias del hemisferio norte. Parte de estas sanciones no escritas se resume en la aplicación de criterios de ???destinos de viajes seguros??? sin relación directa con la contención de esta enfermedad.

Agrandar imagen Esta guerra comercial que está desgastando la confianza de viejos aliados parece no encontrar un campo común de entendimiento por los intereses económicos y políticos en juego y no da señales de terminar, sin importar quien gobierne en Estados Unidos
Esta guerra comercial que está desgastando la confianza de viejos aliados parece no encontrar un campo común de entendimiento por los intereses económicos y políticos en juego y no da señales de terminar, sin importar quien gobierne en Estados Unidos

La Pandemia del Covid-19 que se desató a comienzos del año 2020 impuso prohibiciones sanitarias que limitaron la libre circulación de individuos a nivel global. También sirvió para establecer medidas restrictivas adicionales a viajeros no esenciales entre la Comunidad Europea y Estados Unidos que contribuyeron a exacerbar la desconfianza mutua y se enmarcan en la guerra no declarada por el dominio de los mercados mundiales.

 

Es que la denominada guerra de tarifas que tiene enfrentados a Estados Unidos y la Comunidad Europea desde hace más de 15 años y está marcando el comercio y la industria mundial, viene escalando en forma silenciosa ;pero cada vez más virulenta. La pandemia ha sido aprovechada por ambos bloques durante el año 2020 para imponer sanciones no escritas disfrazadas de contención sanitaria entre las potencias del hemisferio norte. Parte de estas sanciones no escritas se resume en la aplicación de criterios de “destinos de viajes seguros” sin relación directa con la contención de esta enfermedad. A tal punto que Europa dejó afuera de esta lista de destinos a todas las ciudades de Estados Unidos.

 

Como expresamos anteriormente, los tiempos de la posguerra mundial y la guerra fría en los que Estados Unidos apostó al libre comercio y al desarrollo de los países occidentales para evitar la influencia soviética han quedado atrás con un mundo multipolar, en donde todos compiten por la supremacía económica y el bienestar de sus naciones.

 

Esta guerra comercial, expresada en la aplicación de tarifas de importación a los productos extranjeros y cuyo campo de batalla son los tribunales de la Organización Mundial de Comercio (WTO), es horizontal a las administraciones americanas y comenzaron en la era Obama acelerándose durante la administración Trump con su eslogan “América Primero”. Tienen su correlato también en la arena de las relaciones políticas internacionales y la forma de entender el mundo. Situaciones estas que merecerían un análisis que excede el presente artículo; pero que serían muy útiles a fin de entender las diferencias en las políticas exteriores de estos dos bloques.

 

Debemos remarcar que las banderas más destacadas de esta batalla la constituyen el enfrentamiento entre los gigantes industriales de la aviación mundial: la Empresa Estadounidense Boeing y el Consorcio Europeo Airbus, la que luego de haber perdido la batalla legal en los Tribunales de Comercio Mundial en la que se autorizaba a Estados Unidos a imponer multas por valor de 7.500.000.000 millones de dólares a esta empresa, al haberse reconocido que los gobiernos europeos subsidiaron a esta empresa de tal forma que perjudicaba el libre comercio sobre la producción de aeronaves. Afectando esta operatoria a las empresas aeroespaciales americanas y a los trabajadores de Estados Unidos. Los europeos aceptaron a principios de Agosto del 2020 anular los subsidios financieros con el visto de Francia y España para adaptarse a las normas de libre mercado y así evitar las sanciones.

 

Mientras que la aceptación del fallo del Tribunal es a los ojos de Washington totalmente oportunista y engañosa debido a que históricamente los europeos han rechazado todos los fallos del organismo, Estados Unidos piensa que estos solo tratan de detener la aplicación de una medida anunciada en Julio ultimo por la que se aplicaría un sistema de tarifas rotativas de entre el 10% al 25% a productos tan variados como cervezas, tractores, automotores, quesos, aceites y bebidas alcohólicas a los productos europeos. Este sistema de tarifas que se denomina “Carrousel “en la jerga económica, haría rotar la aplicación de estas en forma aleatoria y automática (como una calesita) cada 6 meses, haciendo imposible la proyección de importaciones. Siendo esta una medida pedida por los industriales americanos, y acompañada por la industria militar, aeroespacial y los autopartistas que pedían medidas específicas de restricción a las importaciones de las industrias automotrices alemanas a las que Washington declaró “una amenaza peor que la China”.

 

Estos reclamos se contraponen a los efectuados por los europeos ante el Tribunal de Comercio Mundial por 10 mil millones de dólares debido a los subsidios aplicados por Estados Unidos a los productos agrícola-ganaderos y que amenazan a extenderse al área de las empresas de tecnología digital como Amazon y Apple entre otras. A estas últimas, los europeos están empezando a mirar acusándolas de beneficiarse de las regulaciones impositivas americanas, lo que les permite alzarse por encima de las tecnológicas locales. El riesgo de perder en el citado Tribunal estos beneficios impositivos en parte explicarían el descontento que las tecnológicas tendrían con el gobierno de Trump porque  verían afectados sus beneficios económicos y posibilidades de expansión global.

 

Es así que también existiría una lucha interna en Estados Unidos de, si beneficiar al tradicional complejo agrícola-industrial del S&P-500 o permitir el crecimiento de los monopolios tecnológicos digitales del Nasdaq-100.

 

Esta guerra comercial que está desgastando la confianza de viejos aliados parece no encontrar un campo común de entendimiento por los intereses económicos y políticos en juego y no da señales de terminar, sin importar quien gobierne en Estados Unidos. Y se extiende a la arena de la seguridad y la paz internacional, materia que trataremos en forma independiente en otro artículo, y que tiene como a un espectador privilegiado a China, la principal beneficiada en esta disputa y que a la sazón aplica fuertes subsidios a toda su industria para posicionarse como la nueva potencia mundial.

 

Mientras que una vez más América Latina se sume en discusiones internas improductivas, y mira de costado esta oportunidad de aprovechar las ventajas comerciales mundiales que se dan por las grietas que se producen en esta guerra comercial donde los países están desesperados por obtener materias primas para sus industrias y para alimentar a sus poblaciones. Perdiendo una vez más nuestra región el potencial de sacar provecho a su sector industrial y agrícola-ganadero.

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