ISIS amenaza la estabilidad de África del Sur. Mientras estamos acostumbrados a pensar que el Estado Islámico es un fenómeno delimitado a regiones específicas del Medio Oriente, por la concentración de población musulmana que adhiere a esta ideología integrista, la expansión a nivel global de este movimiento, que ha logrado cooptar voluntades y espíritus de aquellos indoctrinados en esta forma de entender el islam y su visión supremacista del mundo.
Sucede, porque este no es un movimiento político; sino ideológico y por lo tanto más difícil de vencer que a un ejército regular o a una insurrección nacionalista. Este es el secreto de su expansión y resiliencia frente a derrotas e infortunios.
Es por esto que hoy asistimos con preocupación a las conquistas territoriales de facciones locales de ISIS en Mozambique, un pequeño país de África con una población de 32 millones de habitantes de los cuales el 20% profesa el Islam.
Y es que el grupo “Ahlu Sunnah Wa-Jamaa” o “El Estado Islámico en África Central” que comenzó a combatir desde 2017 para establecer un Califato en la zona norte de aquel país, lanzó a fines de julio de este año una ofensiva general con miles de soldados contra el gobierno de Mozambique en la provincia norteña de Cabo Delgado. Este ataque contra el enclave de mayoría musulmana y una pobreza endémica, llevó a la derrota y colapso de las fuerzas militares estatales con el resultado de la captura de varias capitales distritales y del importante puerto de Mocimboa da Praia. Sumado a la perdida de importantes porciones territoriales, a las centenas de muertos y a los más de 300.000 desplazados (el saldo de la contienda hasta este momento).
Debemos sumar a esto, que la perdida de este puerto pone en peligro inversiones proyectadas para la explotación de pozos gasíferos en la plataforma submarina por un total de 60.000.000.000 millones de dólares que incluían un paquete de ayuda financiera por parte de la empresa petrolera francesa Total por 14.900.000.000 millones de dólares en lo que es considerada la más grande inversión individual en el continente africano. Las perdidas territoriales y militares gubernamentales son tan importantes y hablan tanto de la magnitud de la ofensiva de ISIS que los mercenarios rusos del Grupo Wagner que cuentan con el apoyo de Moscú tuvieron que retirarse debido a sus bajas, mientras que otro grupo de contratistas militares —el Grupo Dyck Advisory, originario de Sudáfrica— que combatió por la retención del puerto de Mocimboa da Praia con el apoyo de helicópteros artillados también fue derrotado.
Total llevó al gobierno de Sudáfrica a declarar que estaba dispuesto a intervenir directamente en el conflicto con el envío de tropas para vencer a ISIS. Declaraciones que fueron contestadas por lSIS que amenazó con extender el conflicto a Sudáfrica y encararía una guerra santa a sangre y fuego contra aquel país.
A pesar de que los analistas militares consultados piensan que ISIS podría perder el control del puerto en las próximas semanas, los mismos expresan preocupación debido a que Mozambique tiene fronteras con 6 países y a que esta región podría convertirse en un centro de terrorismo jihadista internacional que afecte la estabilidad política y social de sus vecinos.
Lo cierto es que el fenómeno de ISIS está instalado en aquella región con el riesgo cierto de un incremento en la violencia civil y su luctuoso saldo en vidas humanas. Esto sucede, a nuestro parecer, porque luego de haber perdido este movimiento la mayoría de sus territorios y su momento de auge expansionista en Siria e Iraq, estarían considerando en establecerse en África. Y porque no debemos olvidar que al-Qaida tiene también raíces y profundas conexiones en el continente africano.
Es así que no vemos una solución política a corto plazo; sino por medio de una guerra total con un apoyo decidido de una coalición militar internacional. Debemos comenzar a prestar atención a esta región que considerábamos paradisíaca y lejos de todos estos tipos de conflictos.
