Corría el año 1976 en Argentina y la democracia sufría uno de los golpes más duros que la historia recuerde.
El miedo y la muerte que se camuflaba tras un arma se cruzaban en las esquinas buscando su próxima presa.
En medio de esto los jóvenes que habían captado la militancia del peronismo y las demás corrientes de corte revolucionarias se organizaban para hacer frente.
“La noche del 16 de septiembre de 1976 el batallón del Ejercito en conjunto con la Policía bonaerense, secuestró a un grupo de jóvenes estudiantes de entre 14 y 17 años que habían participado de las manifestaciones por el boletos estudiantil gratuito, que lo habían conseguido en el 1975 pero la dictadura lo canceló, las detenciones duraron varios días y todos ellos fueron trasladados al centro clandestino Arana, donde fueron torturados varias semanas, para luego ser trasladados a diversos lugares, de todos los detenidos solo cuatro lograron sobrevivir y fueron liberados entre 1978 y 1980”, explicó la docente en historia María Sánchez.
El testimonio de los sobrevivientes al horror de los abusos de la dictadura fueron claves para poder sumar pruebas en el juicio a las juntas militares.
Hoy a más de 40 años y gracias a los jóvenes que no se quedaron al borde del camino los lápices siguen escribiendo.