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Política #ActualidadPolítica

Kasanzew, sobre Malvinas: "Cuando escuchó el primer tiro, mi ayudante de cámara se paralizó"

El corresponsal de guerra charló hoy con "La Radio de los Santiagueños"

Nicolás Kasanzew, corresponsal de la Guerra de Malvinas, dialogó este viernes —vía telefónica— con el ciclo Actualidad Política, de Radio LV11.

 

Sobre dicha experiencia, contó: "Me siento bendecido por Dios, fue una increíble suerte que tuve como argentino y periodista, y fui el único al que le tocó cubrir, entre más de mil periodistas. Caí en la 'volteada' de la desmalvinización. Al día siguiente al fin de la guerra, el nuevo hombre fuerte decretó que 'Malvinas no había existido', por eso escondieron a los soldados, quisieron invisibilizar la causa, primero, los militares, y después los gobiernos civiles. Fue más difícil esconderme a mí, pero fui difamado, y me tuve que ir del país a vivir al exterior, me fue muy bien allá. Son precios que se pagan en Argentina, lamentablemente. Yo tenía 33 años cuando fui a cubrir, y allá cumplí 34. Me hicieron el mejor regalo de mi vida —en ese momento—, que fueron unas medias de lana", comenzó.

 

Consultado sobre cuál fue su experiencia más fuerte en las islas, expresó: "Fueron muchas, pero las más fuertes son cuando cae alguien con quien uno trabó relación. Son experiencias muy duras, varios murieron y yo los había conocido, había entablado una relación con ellos. El peligro, la adrenalina, es muy potente, uno se siente potentemente vivo, no cualquiera puede ser corresponsal de guerra. Cuando empiezan los tiros, hay gente que se paraliza, y otros al contrario, se excitan. Cuando escuchó el primer tiro, mi ayudante de cámara se paralizó, temblaba como una hoja, y le duró días. Mi generación se educó con que las Malvinas eran argentinas y había que recuperarlas, yo de chico soñaba ser el almirante que las recupere. De más de mil periodistas, me tocó a mí, y por otra parte, soy de origen militar, todos mis antepasados fueron militares, y yo quería saber qué habían experimentado ellos en una guerra. Antes de Malvinas, yo ya había cubierto guerras de guerrillas", prosiguió.

 

Acerca de qué restricciones le pusieron en su trabajo, en dicha guerra, mencionó: "Primero, en toda guerra existe la censura militar. Uno no puede, por ejemplo, mostrar una posición argentina en televisión, porque el enemigo va a bombardear, es lógico. Pero más allá de eso, entre el 90 y 95% de mi producción fue destruida. Yo enviaba mi material y no sabía qué censuraban y qué no. Un conocido medio de Argentina publicó una nota que dice que faltan 100 horas de grabaciones mías".

 

Sobre el porqué de la desmalvinización en el país, dijo: "Hubo muchos factores. Empezó con dos ocultamientos perversos, porque los militares querían esconder las miserias de la guerra. Por otro lado, las cuestiones personales suelen jugar papeles importantes. Alfonsín odiaba a Galtieri, con quien había estudiado en el Liceo Militar. Cuando empiezan a meter generales presos, meten a todos menos a Arguindegui, porque era íntimo amigo de Alfonsín. Se sabe ahora que a todo soldado que vuelve se lo debe contener. Aquí eso no se hizo, y encima, cuando llegaron aquí, los ningunearon, tratándolos de 'cobardes'. Después de todo el sufrimiento, en vez de recibirlos con una bienvenida, los 'quebraron', tratándolos así".

 

Acerca de cómo fue su relación con los excombatientes, manifestó: "Fue buena, y mantuve la relación con el paso de los años. En Malvinas, yo les conseguía alimentos y lo que necesitaban. Ellos tenían 18 años y yo 33. Todos los combatientes pueden estar 30 años sin verse, y se sienten hermanos entre ellos".

 

Al preguntársele si es cierto lo que se dijo acerca del 'excelente trato que le dio el ejército inglés a los prisioneros argentinos, dijo: "Yo me negué a rendirme, le pedí a Menéndez subir al Irizar, y me lo negó. Ya estábamos sabiendo que íbamos a quedar prisioneros, estábamos resignados, cuando llegó un Hércules trayendo un cañón de refuerzo, nos subimos a él, y no nos mataron porque Dios no quiso. Los argentinos, con aviones de la década del '50, diezmaron a un ejército con aviones del '80. Ni los ingleses lo podían creer. Esto se hace solo con coraje y pericia".

 

Por último, se le preguntó qué importancia tiene que, a esta altura, siga siendo convocado como periodista para hablar de Malvinas, y que aún hoy haya espacios de reflexión sobre lo ocurrido en las islas, y dijo, para cerrar: "Es muy importante. Hay muchos héroes, santiagueños también. Si fueran conocidos, tendríamos otra Argentina. A los hermanos Ávila, que eran civiles, los obligaron a bajar y dijeron que no, que iban a acompañar a los soldados hasta las últimas consecuencias. Hubo 18 bajas civiles en la guerra, y nadie conoce sus nombres. Yo estuve cerca de la muerte, por supuesto. Cuando no me dejaban circular, yo me iba al aeropuerto, y éste era bombardeado 3 o 4 veces por día".

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