En primer lugar, de corto plazo esto descomprime un poco la cuestión financiera. Fundamentalmente en lo que hace al tipo de cambio.
Sin embargo, en el mediano y largo plazo existirán presiones sobre el dólar. Pero en el corto plazo se descomprimirá. Esto es importante para que las Pymes puedan manejar su estructura de flujo de caja y sus proyecciones de negocios. Hay Pymes que están ligadas al comercio exterior (importación o exportación) y esto es un determinante en todas sus operaciones así como repercute en gran parte de sus cadenas.
El exitoso canje de la deuda también permitirá despejar la incertidumbre sobre el costo del financiamiento. Es muy probable que en las próximas semanas muchas provincias y empresas de Argentina salgan a refinanciar sus pasivos. Si lo hacen con éxito, esto disminuirá la tasa de interés internacional que Argentina está pagando para financiar proyectos. Y como todos sabemos, la existencia de crédito para el sector privado es algo muy bueno.
Este canje también podría ser un buen ancla para descomprimir las presiones inflacionarias.
Pero, para lograr esto, también es necesario acompañar con un buen plan que recupere la credibilidad monetaria y fiscal. Esto es así ya que en este tiempo de pandemia se emitió mucha moneda, y esta sin respaldo generó una expectativa de inflación creciente. Por ello, el Gobierno tiene que aprovechar esta confianza financiera de corto plazo para armar un plan macroeconómico consistente que lleve a la sustentabilidad, nuevamente, de las cuentas públicas.
Es necesario que el fisco apunte a un equilibrio de largo plazo y que lo monetario no se descontrole. Esto es vital para las Pymes y para el país en general, ya que de esta forma se podría dar incentivos fiscales o disminuir la presión fiscal que es nocivo para la producción y la creación de empleo.
