El pulgón verde de los cereales, (PVC), Schizaphis graminum, es un pequeño insecto de color verde claro que presenta una banda longitudinal más oscura sobre el dorso del abdomen. Sus antenas y sifones tienen los extremos oscuros al igual que sus ojos. Las hembras son mayormente sin alas y presentan una prolongación en el extremo del abdomen del mismo color del cuerpo.
En climas templados, como los de la región pampeana, tiene reproducción partenogenética, o sea, que la fecundación se produce sin intervención del macho. Esto, sumado a que las hembras no ponen huevos, sino que “paren” a sus hijas vivas, hace que su ciclo vital sea muy corto y se generen colonias con numerosos individuos en poco tiempo. Cada hembra puede tener alrededor de 100 descendientes, los que pueden alcanzar el estado adulto en aproximadamente una semana según la temperatura.
El PVC puede alcanzar un gran número de generaciones por año. Cuando hay una elevada densidad poblacional y la planta comienza a disminuir su calidad alimentaria se produce la aparición de descendencia alada que facilita la dispersión de la especie.
Pero lo más grave no es el rápido aumento en sus poblaciones, dado que sufren una elevada mortalidad natural, sino los daños que provoca. Tanto los adultos como sus formas juveniles se alimentan de la savia del floema y, durante el proceso, inyectan saliva con enzimas que descomponen las paredes celulares y alteran la permeabilidad de las membranas de los cloroplastos. Se produce clorosis y posterior necrosis y, en algunas gramíneas, coloraciones rojizas en el punto de alimentación. En plantas grandes no solo disminuye la fotosíntesis, sino que se afecta el crecimiento porque alteran el destino de los fotosintatos.
