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Deportes #Entrevista

"Piki" Gramajo, un campeón del fútbol y de la vida

El exmediocampista surgió en Comercio y tuvo una gran carrera. Recordó a su hijo.

Ramón Roberto Gramajo, nacido el 29 de marzo de 1973, fue un caudillo y referente de Comercio Central Unidos, club donde surgió y se convirtió en ídolo. Aunque también pasó por todos los clubes grandes de la provincia y deleitó con su entrega.

 

 

Siempre lo caracterizó el sacrificio y, sobre todo, la humildad. El deporte más lindo de todos le regaló la posibilidad de poder jugar junto a su hijo Joaquín, un crack que tuvo nuestro fútbol y que lamentablemente perdió la vida en 2014.

 

 

“Piki” tiene una gran historia y trata de sobrellevar el dolor de la pérdida de su hijo con el apoyo de su gran familia.

En la actualidad, ligado al fútbol amateur, el exmediocampista repasó su carrera en una entrevista imperdible con Nuevo Diario.

 

 

Fue campeón en todos lados.

 

 

– ¿Cómo fueron tus inicios en el fútbol?

– Mis inicios en el fútbol fueron en Comercio Central Unidos y en 1991 debuté en la Primera División. En aquella ocasión, el entrenador era “Chocharo” Santillán.

 

 

– ¿Por cuántos clubes pasaste?

– Como lo dije anteriormente, empecé en Comercio, donde más años jugué. Luego me fui a préstamo a diferentes clubes, entre ellos, Unión Santiago, Estudiantes, Central Argentino, Sarmiento, Güemes, Central Córdoba, Mitre, Sportivo Fernández, Ñuñorco de Tucumán, Social Pinto, Atlético Icaño, Instituto Tráfico de Frías y Banfield de La Banda.

 

 

– ¿Qué es lo que más extrañas de tu carrera como jugador?

– Todo. Se extrañan las previas, los entrenamientos. En mi época me iba caminando a la cancha y se esperaba con ansias el día de los partidos. Cómo quisiera volver el tiempo atrás y más con nuestra situación, sería como un cable a tierra. Al fútbol se lo extraña mucho.

 

 

– ¿En dónde pasaste tus mejores momentos?

– En Comercio, por todo lo que significa para mí y porque soy hincha. Salir campeón en el club de mis amores fue lo máximo. Y fueron tres títulos. En otros clubes también pasé momentos muy lindos y me tocó ganar dos torneos en Sarmiento, uno de ellos de forma invicta. Mientras que en Central Argentino, Unión Santiago y Mitre pude festejar torneos importantes. Gracias a Dios, pude andar bien en todos los equipos en los que jugué, pero repito que lo mejor de mi carrera lo viví en el “tripero”.

 

 

– ¿La anécdota más linda?

– La más hermosa fue la que viví con mi hijo Joaquín. Fuimos a jugar a Ñuñorco de Tucumán y lo hice pasar como mi hermano (risas). Hicimos la pretemporada juntos y todos creían que era mi hermano. Hasta que tuve que decir que era mi hijo y muchos no me creían. Luego lo hablaron a Daniel Galucci, un gran amigo, para confirmar que éramos padre e hijo.

 

 

– ¿Qué significó en tu etapa jugar junto a tu hijo Joaquín?

– Fue lo más lindo que me pasó. Jugamos 4 años juntos. Compartimos plantel en Comercio cuando jugamos un Argentino C en 2010 y me tocó salir campeón de la B junto a mi hijo querido. En Social Pinto también fuimos compañeros y en Ñuñorco disputamos un Argentino B. Por lejos, fue lo mejor que me pasó.

 

 

– Si tienes que elegir al mejor entrenador, ¿quién sería?

– Tuve muchos entrenadores a lo largo de mi carrera. De cada técnico uno aprende y saca lo mejor. Pero me quedo con don Julio San Lorenzo, me enseñó muchísimo.

 

 

– ¿Un compañero?

– En todos los clubes que estuve, tuve excelentes compañeros y todos me brindaron fuerzas por la irreparable pérdida de mi hijo. Me quedo con mi compadre, el padrino de mi hija, el me convenció para seguir jugando cuando en un momento dejé, César Pieroni, un gran amigo.

 

 

– ¿Tu mejor partido?

– Gracias a Dios jugué muchas finales. La que más recuerdo es la final que jugamos con Central Argentino para dirimir el pasaje al Argentino B en 2000. Estaba en Comercio y marqué un lindo gol desde fuera del área. Pero además de marcar, jugué un buen partido y logramos una clasificación histórica al certamen de AFA.

 

 

– ¿Tuviste un referente o un ídolo?

– Luis Tomás “El Gringo” Asili. Lo tuve como compañero en Comercio y para mí fue un gran referente. Tenerlo fue impresionante.

– ¿Cuál fue el jugador que más te impresionó por su calidad?

– El jugador que más me impresionó es mi hijo Joaquín, sin dudas. No pensé que iba a llegar a ser lo que fue, teniendo un gran nivel futbolístico y más aún con la edad que tenía. Me encantaba apoyarlo y además, ver lo que hacía dentro de la cancha. También tuve muchos rivales y compañeros que me deslumbraron, como por ejemplo, “Pino” Gerez, Pablo Salvatierra, “Cula” Pérez, Manuel Rojas y Luis Fabri.

 

 

– ¿No te animaste a ser entrenador?

– No, la verdad no estaba preparado. Aunque tuve la posibilidad de ser ayudante de campo después de lo que le pasó a mi hijo. Me llamó “Lobo” Fischer. En Comercio me llamaron para dirigir, pero no estaba en condiciones y sobre todo no andaba bien de ánimo. Creo que el hecho de haber jugado 20 años al fútbol no te garantiza nada, hay que perfeccionarse y estudiar mucho.

 

 

– ¿Cómo la llevas con la cuarentena?

– Es dura, nunca estuvimos de esta forma, la pandemia nos sorprendió a todos. Ojalá que pronto pase todo esto. Sin embargo, la trato de sobrellevar de la mejor manera junto a mi familia. Me entreno en el fondo de mi casa aprovechando que es grande y me hago el pintor (risas). Espero que pase todo para poder volver a jugar al fútbol amateur y reencontrarme con amigos.

 

 

– ¿Te quedó alguna deuda pendiente?

– Quizás mi deuda pendiente fue no haber podido llegar a la elite del fútbol argentino y jugar en Primera División. Esa es una cuenta pendiente. Siempre la peleé desde abajo, jugué 16 torneos argentinos defendiendo la camiseta de diferentes clubes y no se dio. Como lo hablamos con exjugadores, todo llegó tarde, como por ejemplo, tener un equipo en Primera como Central Córdoba o en la B Nacional como Mitre o Güemes mismo que está jugando en el Torneo Federal A de la AFA. Quizás si jugábamos en esta época, podríamos haber tenido chance con algunos excompañeros. Pero disfruté al máximo jugar con mi hijo (repitió).

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