Alrededor de las 0.30 de la madrugada de ayer, mientras la desolación reinaba en el barrio Almirante Brown por el aislamiento social, preventivo y obligatorio, una vecina escuchó golpes que provenían desde una pollería ubicada en Calle 15 y Bravo de Zamora. Los ruidos eran producto de las patadas que un delincuente le propinaba a la puerta de chapa para violentar la cerradura. Finalmente, la seguridad de la abertura cedió e ingresó. Se apoderó de dos balanzas electrónicas, calzados femeninos y un prolongador de electricidad de 15 metros. La vecina alertó a la Policía sobre lo que estaba ocurriendo.
Mientras tanto, al parecer, el ladrón no quedó conforme con el botín y siguió su itinerario delictivo, ante la ausencia de testigos a la vista. Se trepó a un portón que está al lado de un supermercado y caminó hasta el fondo, al parecer, para buscar un acceso trasero del comercio. En esa circunstancia, fue atacado por dos perros mestizos de mediano tamaño y de uno cruza con Dogo.
En ese momento, arribó personal policial de la Comisaría Comunitaria Nº 7 que finalmente logró rescatar al malviviente, aunque hasta ese momento ya había sufrido dentelladas en la cabeza, los brazos y las piernas. Una zapatilla y la gorra del sospechoso que quedaron tiradas en el fondo del supermercado fueron el corolario del ataque de los animales en defensa de “su” propiedad. El sujeto fue trasladado al hospital Regional y fue identificado como Elías Corvalán, más conocido como “Cejitas”, quien se domicilia en el barrio Islas Malvinas. Permaneció internado hasta la mañana de ayer, tras lo cual quedó aprehendido y fue alojado en el Liceo Policial. Se movilizaba en una bicicleta, que fue secuestrada.
Uno de los animales fue acuchillado
El delincuente, al parecer, estaba armado con un cuchillo para utilizarlo si alguna persona se le interpusiera en el camino durante los hechos delictivos. Al ser atacado por los perros, extrajo el arma blanca y le propinó un puntazo en el lomo al Dogo, quien no dejó de morderlo. El animal sufrió una profunda herida, de la que emanó sangre que corrió por su pelaje blanco. Los animales fueron criados en el lugar para seguridad del local.
Es la tercera vez: “Quiero cerrar”
María Liliana Corvalán (56 años) contó que desde hace poco más de tres años tiene la pollería y que “es la tercera vez que le roban”. “Siento impotencia y me dan ganas de cerrar”, reveló la comerciante, quien trabaja junto con su hija. Sostuvo que no solo le roban los bienes, sino también provocan destrozos. “Por favor, este tipo de gente tiene que estar presa un buen tiempo por todo el daño que provocan”, solicitó. Dijo que una de las balanzas recuperadas estaba destruida.
