En medio de la gravísima situación que atraviesa Brasil por la descontrolada propagación del coronavirus, el presidente Jair Bolsonaro insiste en reducir el control de armas de fuego para "armar a la población" .
La política de negacionismo del Covid-19 que implementa Bolsonaro llevó a convertir a Brasil en un verdadero infierno, ya que es el segundo país con más casos de afectados, sólo superado por Estados Unidos, cuyo presidente, Donald Trump, actúa de manera similar a su par brasileño.
La Justicia de Brasil dio a conocer un repudiable discurso de Bolsonaro durante una reunión con sus ministros el pasado 22 de abril. Según publica la edición brasileña del diario madrileño El País, el mandatario brasileño dijo en ese mitin: "Lo que quiere esta hija de una yegua, Oh Weintraub, es nuestra libertad. (...) La gente está dentro de la casa. ¡Es por eso que quiero (...) que la gente se arme!".
En la jornada siguiente, el entonces ministro de Justicia y Seguridad Pública, Sergio Moro -figura central de la investigación judicial Lava Jato-, y el ministro de Defensa, Fernando Azevedo, firmaron un decreto en conjunto que aumentó 12 veces el número de municiones de pistola que cada ciudadano puede comprar, de 50 a 600 por año.
La ONG Instituto Sou da Paz afirma que fue la cuarta medida que Bolsonaro firmó esa semana, debilitando el control de armas en Brasil. Según esa organización, ya había revocado otras tres ordenanzas del Ejército que "trajeron importantes avances en el marcado, control y rastreo de armas y municiones".
Sin embargo, como sostiene un editorial publicado el martes por O Globo, "Bolsonaro siempre ha defendido la liberalización de las armas y ha destacado el tema en su campaña. Por lo tanto, no engaña a nadie cuando trabaja para cumplir su promesa".
En los primeros días de su gobierno, el presidente de Brasil firmó un decreto que flexibilizaba la posesión de armas en casa. Luego, en mayo de 2019, firmó otro decreto que autoriza el transporte de armas para categorías más profesionales; la medida finalmente fue revocada en el Congreso. En suma, la ONG Sou da Paz calcula que Bolsonaro ya tomó seis medidas para afirmar su voluntad de armar a la población.
En Brasil, el Estatuto de Desarme rige desde 2003. Actualmente, a un ciudadano civil se le permite tener un arma dentro de la casa según varios criterios, aunque está prohibido caminar armado por la vía pública. Antes de este reglamento era posible comprar pistolas y revólveres sin mucha burocracia en comercios deportivos o grandes centros de compras, como funciona en los Estados Unidos.
Sin coberturaLos principales medios de prensa brasileños anunciaron que por falta de seguridad no cubrirán más a Bolsonaro en sus encuentros con seguidores, que acostumbra dar a diario en el Palacio da Alvorada, residencia oficial.
En una carta dirigida al ministro de Seguridad Institucional, la Rede Globo, principal conglomerado de medios del país, señaló que los profesionales que cubren el Palacio da Alvorada sufren "insultos y agresiones" por parte de "militantes" del presidente y no existen condiciones de "seguridad para el trabajo periodístico".
"Estas agresiones vienen creciendo" y, por esa razón, "a partir de ahora nuestros reporteros que cubren el Palacio da Alvorada no comparecerán más en aquel local externo destinado a la prensa", apuntó el comunicado. Para Globo, la decisión se tomó "con la responsabilidad que tenemos con nuestros colaboradores y porque no hay seguridad para nuestro trabajo".
A la decisión de Globo se sumó el diario Folha de Sao Paulo, el de mayor circulación nacional, que se adhirió de manera "temporal" y hasta que se den "las condiciones de seguridad", después de que su equipo de cobertura fue llamado "basura" por simpatizantes del presidente.
