Se cumple un nuevo aniversario de la guerra por Malvinas, 38 años de aquel conflicto que paró el país, un país devastado por el gobierno de facto que destrozó la economía y se llevó por delante los derechos humanos.
Este año las calles no se podrán ser copadas por esos héroes que supieron defender hasta el último segundo ese pedazo de tierra, “Ningún suelo más querido de la Patria”, dice en una estrofa de esa canción que nos enseñaron desde pequeños.
Ramón Paz es un santiagueño, de esos que se encuentran dispuestos a dejarlo todo por defender la Patria, el 19 de abril de 1982 con tan solo 18 años y cumpliendo con el servicio militar obligatorio pisó las islas Malvinas, Ramón se encontraba en el batallón de artillería, una semana atrás había atravesado un profundo entrenamiento para poder desplegarse por todo el campo.
Ubicado en zona de batalla recordó: “El clima era muy frío y húmedo, teníamos alimentación que variaba, según el lugar de combate, recuerdo que dos compañeros chaqueños dejaron la vida en ese campo y otros 3 fueron heridos”.
Desde el 2 de abril de 1982, cerca de 10.000 soldados argentinos participaron en la guerra. En los 74 días que duró el conflicto, más de 1200 efectivos argentinos resultaron heridos y 649 murieron en combate. Existe un número similar de veteranos fallecidos luego del conflicto, la mayoría a causa de suicidios provocados por las secuelas de la guerra.
El 14 de junio recibieron la orden de retiro, finalmente la guerra había terminado, es ahí cuando Ramón junto con un grupo de compañeros ingresa al pueblo que ya había sido tomado nuevamente por los ingleses, después de haber sido capturados por varios días y tenidos como rehenes son liberados. “El 20 de junio tomamos un buque, veníamos con lo puesto no teníamos nada”, dijo.
Posterior a la guerra, Ramón o más conocido como “Ito” volvió a su casa, su hogar ubicado en el paraje de Taquello en la ciudad Capital, finalmente después de todo, de aquel momento en donde la vida era el instrumento que estos combatientes estaban dispuestos a dar, pudo abrazar a su familia, a su madre, mujer que como tantas otras, vivían con el miedo de no ver a su héroe de Malvinas nunca más.
Hoy Ramón nos deja la firme enseñanza de que nunca podrán robarnos, ni quitarnos aquello que siempre fue nuestro. Las Islas Malvinas son, fueron y serán argentinas.
