Antes de la hora 0 de ayer, quien transitaba por el centro de la ciudad Capital sintió un olor a plástico quemado. Estaba por todas partes, pero nadie sabía de dónde provenía. Tampoco había ruido de sirenas de bomberos. Sin embargo, diez minutos antes de la hora 0, una de las dueñas de El Tiburón, Gabriela Mulki (52 años), quien vive en la planta alta de peatonal Absalón Rojas al 100 y se encontraba limpiando la terraza de su departamento, advirtió que salía humo de su comercio, que está dividido en dos locales en peatonal Absalón Rojas 148 y 150, entre Pellegrini y Salta.
La comerciante le informó lo sucedido a personal policial de la Patrulla Urbana. Se violentó el portón y la malla de ingreso y se determinó que no había fluido eléctrico y que el incendio estaba focalizado en el depósito, ubicado en el fondo de los locales. A partir de ese momento, se alertó a la División Bomberos de la Policía y se diagramó un operativo para facilitar el trabajo de los uniformados. Las explosiones se sucedieron en el interior de El Tiburón, donde había gran cantidad de artículos de bazar de plástico y vidrio, y escolares de papel y cartón, por el inminente inicio de clases.
Los efectivos policiales fueron insuficientes, por lo que se sumó el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Capital, además de camiones con agua de Recursos Hídricos de Santiago y La Banda.
Los bomberos atacaron las llamas desde los techos, pero el fuego fue devorando —sin límites— los artículos de alta combustión. Finalmente, a la 1.40, las llamas irrumpieron hacia las puertas de la peatonal Absalón Rojas del conocido comercio. Las “lenguas” de fuego y el intenso calor fueron los signos de la magnitud del siniestro que provocó millonarias pérdidas materiales. Tras varias horas de “combate”, los bomberos lograron controlar las llamas y comenzaron a trabajar en el enfriamiento de paredes y de los montículos de plástico quemado en los locales de 14 metros de ancho por 50 de fondo.
