Al testimoniar en el juicio por el homicidio del joven loretano Álvaro Arnaldo Ibáñez, el médico policial Juan Eladio Tapia complicó la situación del tucumano Lautaro David Ruiz, a quien se endilga la autoría material, pero sobre todo la Diego Osmar Gramajo, considerado cómplice del hecho, ya que develó que la víctima tenía “una línea” en el cuello, la que es compatible de haber sido hecha con un alambre u objeto similar.
De ello se deduce que Ibáñez fue reducido desde atrás, al parecer por Gramajo, quien lo habría sostenido con un alambre, poniéndolo en inferioridad de condiciones para que Ruiz lo golpee y le aplique las cuatro puñaladas que le causaron su posterior fallecimiento.
Cabe recordar que el hecho ocurrió el 12 de noviembre de 2015, en el barrio Monoblock de la ciudad de Loreto, luego de que la víctima y los acusados compartieran bebidas alcohólicas con otras personas —entre ellas un menor— en el barrio Oeste. En determinado momento, Ibáñez se retiró y se dirigió a su domicilio.
Al rato, el menor se percató de que le faltaba el teléfono celular y les pidió a los presentes que se lo devuelvan, revisándolos a todos ellos.
El acusado Ruiz, residente en Las Talitas (Tucumán), señaló a Ibáñez como quien se había llevado el aparato, y se ofreció para ir a recuperarlo. Fue llevado en moto por Gramajo y al llegar a la casa del occiso lo encontraron sentado en una escalera.
Le pidieron el celular y el joven dijo que no lo tenía, momento en que habría sido reducido y agredido por los sujetos, para finalmente apuñalarlo y causarle la muerte a los pocos minutos.
Luego se produjeron las detenciones de los acusados, quienes ayer no declararon en el juicio, aunque sus defensas técnicas podrían hacerlos deponer en los próximos días, luego de que expongan varios testigos.
