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El País #Trabajo

En 2019 cerraron casi 12.000 pymes y se cayeron más de 100.000 empleos

El segundo año consecutivo en recesión tuvo su impacto directo negativo en el mercado de trabajo en los tres frentes: la cantidad de compañías activas; los puestos de trabajo y el poder de compra de los salarios

El último año terminó con 544.232 empleadores, del sector público y privado, que hicieron aportes al Sistema de la Seguridad Social (Anses) por un total de 7,93 millones de trabajadores ocupados en condición de asalariados, algunos en multiempleos se los clasifica según la ocupación con el mayor ingreso; mientras que el promedio del año fue en ambos casos levemente mayor, como consecuencia del segundo año en recesión que determinó la continuidad de un sendero decreciente, en particular en la comparación interanual, fueron 548.467 aportes correspondientes a 8 millones de ocupados, según datos de Declaraciones Juradas y pagos recibidos por la AFIP.

 

Por tratarse de estadísticas basadas en presentaciones de Declaraciones Juradas al organismo recaudador y de pagos ingresados al Anses, en el Ministerio de Trabajo no se asocia directamente la variación mes a mes, o incluso en un año a bajas o altas en el empleo efectivo. Aunque no cabe duda de que la disminución en unos 12 mil empleadores y en 110.642 trabajadores entre los extremos del año y 98.751 en el promedio, respecto de un año antes, se explica en gran parte a la pérdida de oportunidades laborales en una economía en franca contracción, con debilidad del consumo y de las exportaciones de manufacturas, y sostenida disminución de la inversión en máquinas, equipos y emprendimientos fabriles y construcciones en general.

 

Después de un pico de caída de 2,7% en junio de 2019 en la cantidad de empresas que se mantuvieron activas en comparación con un año antes, se inicia un proceso desaceleración en el ritmo de baja hasta 2,12% en diciembre último, pero manteniendo una serie de 25 meses consecutivos con disminución neta, y acumuló la baja de 22.953 empleadores, con algunas excepciones de casos que sólo enfrentaron restricciones financieras y cayeron en atrasos en los pagos y presentaciones de las declaraciones juradas con los aportes patronales y contribuciones personales de la nómina en relación de dependencia.

 

Naturalmente, un fenómeno similar se observó en la población asalariada registrada por el Sistema de Seguridad Social en ese conjunto de empleadores, habida cuenta de que desde noviembre de 2017, previo al punto de giro de la actividad económica que provocó el repentino cambio de política económica e intervención del Banco Central por parte del gobierno de Cambiemos, la estadística oficial acumuló la disminución de 197.188 trabajadores aportantes a la caja de jubilaciones.

 

Dado que el 85% de los empleadores registrados tienen a su cargo hasta un máximo de 10 trabajadores, el cierre de establecimientos y la cantidad de morosos con planes especiales de pagos en la AFIP se concentró en esa franja: 10.330 casos; pero en términos agregados del empleo que generan el conjunto de esas unidades productivas y de servicios, propias de emprendimientos unifamiliares y minipymes, la baja de la nómina representó apenas poco más del 15% del total de la economía formal.

 

Por el contrario, en términos de reducción de empleos la estadística oficial reveló que la disminución de la nómina con aportes al día al Sistema de Seguridad Social en 110.642 casos, se desagregó en el último año en 28.300 en la franja de empresas con hasta 10 personas asalariadas en blanco, mientras que en las de 11 hasta 5.000 trabajadores la caída fue de poco más de 99.000, pero con la particularidad de exhibir un aumento en casi 30.000 personas en el plantel de aportantes a cargo de los 82 empleadores con más de 5.000 personas cada una anotadas en relación de dependencia.

 

Semejante brecha entre el efecto de la recesión sobre las muy pequeñas y medianas empresas, más sensibles, y sobre el empleo que concentran respecto del total; resulta clave tenerlo claro para que las políticas de incentivos que se diseñen para recomponer el cuadro no generen efectos contrarios a los buscados.

 

La estadística oficial parece clara en revelar que en términos relativos a su representatividad las mipymes son mayoría, pero las que más contribuyen a la generación de empleos son las pymes y grandes, pese al contexto adverso que representa la vigencia de una legislación laboral que fue quedando obsoleta y con costos no salariales entre los más altos del planeta no contribuyen a las actividades más intensivas en mano de obra, han sido las que tuvieron mayor resiliencia.

 

Sobre 19 grandes ramas de actividad, la recesión estuvo presente, con diferentes grados de intensidad en términos de cantidad de empleadores afectados, en 13: fueron los casos de los servicios de transporte y almacenamiento 5,2%; la industria manufacturera 3,6%; servicios artísticos, culturales, deportivos y de esparcimiento 3,58%; profesionales, científicos y técnicos 3,21%; hotelería y restaurantes 3,18%; inmobiliarios 2,53%; comercio y reparaciones 2,34%; principalmente.

 

Por el contrario, las excepciones, las ramas que sumaron emprendedores fueron las vinculadas con la minería y de extracción de petróleo y gas 2,73%; suministro de agua, cloacas, residuos y saneamiento público 2,44%; suministro de electricidad, gas, vapor y aire acondicionado 1,72%; información y comunicaciones 0,89% e intermediación financiera 0,6 por ciento.

 

Mientras que en lo referente a la nómina de personal asalariado registrado, disminuyeron los planteles en términos netos 11, principalmente: industria manufacturera 4,25%; comercio y reparaciones 3,84%; construcción 3,15%; servicios de alojamiento y de comida 2,63%; artísticos, culturales, deportivos y de esparcimiento 2,42%; administración y servicios de apoyo 2,19%; inmobiliarios 2,01%; profesionales, científicos y técnicos 1,71%; asociaciones y personales 1,38%; e intermediación financiera y de seguros 1,2%, entre otros.

 

Como en el caso de las empresas, también el informe de la AFIP detectó excepciones en los sectores que pese a la crisis mantuvieron la expansión de la dotación de personal: minas y canteras 5,9%; suministro de agua, cloacas, residuos y saneamiento público 2,19%; información y comunicaciones 1,97%; transporte y almacenamiento 1,73%; agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca 1,71%; enseñanza privada 1,32%; salud humana y servicios sociales 0,65%; y administración pública, defensa y seguridad social obligatoria 0,62 por ciento.

 

Las expectativas de industriales y constructores para el primer trimestre de 2020 recogidas por el Indec dieron cuenta de la continuidad de la senda contractiva de la actividad agregada, y consecuentemente del empleo y las horas trabajadas, más allá de lo previsible por la estacionalidad de la economía.

 

Para peor, la negociación temprana de los términos de pago de la deuda pública, de la Nación, y también de la provincia de Buenos Aires, sin un plan económico integral explícito, apareció como un factor adicional de freno a la posibilidad de reactivación inmediata y recreación de fuentes de trabajo, aunque surgió como positivo la continuidad de la desaceleración de la recesión.

 

 

 

Fuente: Infobae

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