“Anita está ahí”, fue la frase de una niña de dos años que desató la desesperación de vecinos, bomberos y policías. La víctima de un año y ocho meses había caído en una perforación al intentar rescatar a su cachorro.
Faltaban unos minutos para las siete de la mañana. Claudio Morales se levantó y desayunó. Luego, se preparó para trabajar en su casa. Días atrás había comenzado a realizar una perforación para colocar una bomba de agua. Se dirigió hasta la excavación que se encuentra a cinco metros de su casa. Extrajo la tapa de la boca del pozo para iniciar sus tareas. Ana es hija de Claudio. Es la menor de cuatro hermanos. La familia vive en la localidad de Señora Pujio, un pueblo ubicado a siete kilómetros de La Banda. La niña, junto a su primita —también de la misma edad—, salió por detrás de Claudio. Las menores habían estado jugando con un cachorro. El can habría huido de las niñas y al intentar cruzar la perforación, cayó en el pozo. Ana intentó rescatarlo, por lo que accidentalmente cayó también al hueco. Claudio había logrado realizar una perforación de 30 centímetros de diámetro y más de 5 metros de profundidad. Cuando el padre de la víctima intentó iniciar con sus tareas, fue advertido por su sobrina que su hija estaba en el interior del hoyo. En medio de la angustia, la niña que estaba en la fosa abrazando a su perrito comenzó a llorar. Su padre alertó a los vecinos, por lo que se iniciaron las tareas de rescate de manera improvisada. Una comitiva integrada por la División Bomberos, Sección Canes, Grupo Especial de Rescate, Departamental Zona 5 y de Alerta Banda iniciaron las tareas. Con pala en mano, carretillas y máquinas excavadoras, los vecinos y policías realizaron una excavación paralela a la perforación. La niña, desesperada, lloraba y pedía ayuda, mientras era asistida por el personal del Sease 107, quien le proveía de oxígeno. La niña y su perro fueron rescatados.
“Gracias a Dios está bien”, dijo el padre de la menor
Apenas se logró el rescate de Ana, su padre —Claudio Morales— comenzó a agradecer a cada uno de los vecinos, policías, bomberos y personal de Alerta Banda que estuvieron a cargo del operativo de rescate de la menor.
“Muchas gracias por devolvernos a mi hija. Gracias a Dios está bien”, dijo Claudio mientras se fundía en un abrazo junto al efectivo del GER que fue el que lo acompañó en todo momento, mientras tranquilizaba a su hija que estaba en el pozo.
En medio de su angustia y desesperación, el obrero que estaba al pie del pozo, alumbrando a la menor con la linterna de su celular, le decía: “Tranquila hijita, vamos a jugar mucho. Mamá y papá están aquí”.
Los efectivos, con la colaboración de los vecinos y de Alerta Banda, trabajaron en el rescate de la menor durante tres horas. La menor y su mascota se encuentran en buen estado de salud.
La menor se encuentra estable
Ana Belén Morales fue trasladada al Cepsi, donde se le practicaron los exámenes médicos de rigor. Los galenos que la asistieron indicaron que, afortunadamente, pese a la situación que le tocó vivir se encuentra en buen estado de salud.
La menor estuvo en la perforación de aproximadamente cinco metros por el lapso de tres horas, hasta que fue rescatada. En el hecho se dio intervención a la fiscal Cecilia Pacheco, quien ordenó una serie de medidas a seguir.
Los efectivos de Criminalística Banda realizaron las pericias de rigor en el sitio del trágico hecho.
Se ejecutó el método “Ratón”
Los rescatistas de la División Canes establecieron que el pozo creado a la par de Ana Belén, no desembocaba a su misma altura. Por lo tanto, debieron recurrir a un antiguo método de rescate. Un funcionario policial con “cucharas de albañil” comenzó a socavar un pequeño túnel para ingresar y rescatar a la niña. Tras el trabajo de dos policías más, levantaban en baldes los restos de tierra extraídos en el denominado método “Ratón”. La menor fue rescatada y hospitalizada de inmediato en el Cepsi.
