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El Mundo #SeQuemaElAmazonas

Bolsonaro acusó a ambientalistas por los incendios en el Amazonas

El presidente de Brasil aseguró que buscan perjudicar su gobierno. El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales contabilizó unos 72 mil focos desde el último enero, un aumento del 84% respecto del año pasado

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, acusó este miércoles a las organizaciones ambientalistas de tener responsabilidades en los incendios de región amazónica, que este año aumentaron un 80 % respecto del año pasado.

El mandatario hizo declaraciones frente a las críticas nacionales e internacionales sobre la luz verde que otorgó a la explotación económica de la selva amazónica y el despido de científicos que realizan el control de la deforestación.

"Puede estar ocurriendo, es una posibilidad, no lo estoy afirmando, una acción criminal de esas ONG ambientalistas para llamar la atención contra mi persona, contra el gobierno de Brasil, esa es la guerra que enfrentamos", dijo Bolsonaro.

 

 

Leé también: Amazonas: El corazón de Sudamérica se quema a un ritmo récord

 

 

 

El mandatario sumó así una nueva declaración contra los ambientalistas, luego de haber rechazado el dinero anual que Noruega y Alemania entregan al Fondo Amazonia para incrementar la fiscalización y cumplir las metas de deforestación a las que se comprometió Brasil.

"Tenemos que trabajar para que no haya crímenes ambientales pero le hemos sacado dinero a las ONG; esa gente está sintiendo la falta de dinero público", dijo Bolsonaro, que defiende liberar la minería y agricultura en la selva sudamericana, de la cual Brasil posee el 60 %.

La Amazonia concentra el 52,5 % de los incendios de 2019 en Brasil y el lunes pasado una nube proveniente de las quemas de bosques en el estado de Rondonia, en la frontera con Bolivia y Perú, oscureció a las 15 horas a la ciudad de San Pablo, la más grande del país, a casi 2.000 kilómetros de distancia. Hay 71.000 focos de incendio forestal en el país.

 

Bolsonaro aprovechó la visibilidad internacional por las quemas de pastizales para volver a criticar a Alemania y Noruega, países que retiraron sus aportes al Fondo Amazonia, creado durante el gobierno del hoy opositor y preso Luiz Inácio Lula Da Silva como mecanismo de compensaciones a las potencias para aumentar la fiscalización.

 

El alerta llegó el lunes sobre al aumento de las quemas de bosques en la región norte amazónica y en el centro oeste, en la frontera con el norte paraguayo.

Es que una nube de humo detectada por los satélites oscureció a la ciudad de San Pablo y allí se levantó el debate científico sobre la política de Bolsonaro hacia la Amazonia.

Consultado sobre si tenía pruebas de que ONGs estaban detrás de los incendios, Bolsonaro dijo que carecía de ellas, pero acusó a las entidades ambientalistas de "hacer campaña contra Brasil".

En diferentes oportunidades, el presidente anunció que durante su gobierno no habrá más demarcación de tierras indígenas y que pretende enviar un proyecto de ley para permitir la minería dentro de los territorios ancestrales.

 

El último martes el Jefe de Estado brasileño había dicho que querían llamarlo "Nerón" pero que en esta época es normal la quema de bosques y pastizales.

El gobierno está usando el mismo discurso que la dictadura del país sudamericano utilizó en 1973, año del llamado milagro económico, para poblar la Amazonia, llevando agricultores de la región de la frontera de Argentina y Uruguay hacia la selva para plantar soja y criar ganado.

Además, fue abierta la ruta transamazónica, que, según la Comisión de la Verdad, fue la causa de conflictos y represiones ilegales en la cual fueron asesinados 8.000 indígenas.

Durante 2019, año en el que asumió Bolsonaro, el aumento de la deforestación amazónica realizada en forma ilegal fue del 45 %, según el Instituto Nacional de Pesquisa Espacial (INPE).

Tras discusiones que duraron dos semanas, Bolsonaro negó los datos y echó al titular de ese instituto, el científico Ricardo Galvao, uno de los más respetados de Brasil en la materia.

La apertura de una guerra ambiental llevó a Bolsonaro a decir que no necesitaba más la plata de Noruega. 

Para criticar a Oslo, publicó en Twitter una matanza de ballenas, pero abrió otro frente diplomático porque se equivocó de país, al confundir a Noruega con Dinamarca.

Los gobernadores amazónicos expresaron su intención de continuar dialogando con Alemania y Noruega en forma autónoma al gobierno federal, indica el portal de Crónica.

 

 

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