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Opinión #Especial

El complicado escenario de la transición de un gobierno a otro

El escenario político, de cara a las elecciones generales de octubre (por Guido Baslavsky, especial para Nuevo Diario)

Hay nuevo ministro de Hacienda —Hernán Lacunza reemplaza a Nicolás Dujovne—, pero todo podría quedar “viejo” cuando tras reabran esta semana los mercados.

¿Cuál será el alcance de la devaluación? ¿Habrá tocado techo en los 60 pesos el valor del dólar, como “dio una mano” Alberto Fernández la semana pasada, diciendo que hasta ahí estaba bien?

Tras el pasado “lunes negro”, vino el llamado entre el virtual presidente saliente, y el virtual presidente entrante, pareció primar la cordura, y ayudó a apaciguar los ánimos.

Macri se dio cuenta de que no era negocio seguir echándole las culpas de la disparada del dólar al kirchnnerismo, y Alberto Fernández evaluó la inconveniencia de asumir con un Banco Central sin reservas.

Sea quien fuere a quien se atribuyan responsabilidades, el escenario post PASO con un kirchnerismo que se relame por el regreso al poder, muestra la enorme fragilidad de la economía.

El que asuma en diciembre lo hará con un país estancado prácticamente en los últimos ocho años (los últimos tiempos claramente recesivos, y de hundimiento); 35 % de pobreza, más del 65% de los niños y jóvenes de 0 a 17 años en algún nivel de pobreza y carencia estructural (riesgo alimentario, acceso a la salud, hacinamiento, entre otras variables que miden pobreza “multidimensional”), endeudamiento, necesidad de refinanciar los plazos impagables del préstamo con el FMI. Con acreedores que reclaman por las tan mentadas reformas “laboral y previsional”, que visto en clave de crítica se trata de un recorte de derechos y de más ajuste para jubilados presentes y futuros.

“El Gobierno tiene que jugar a la de máxima, que es ponerse a tiro de una segunda vuelta en las elecciones de octubre, dando vuelta este desastre de las primarias. Pero debería darse por hecho si consigue ordenar la transición y llegar a entregar el mando en diciembre”, dice por lo bajo un encumbrado dirigente del oficialismo.

El fantasma del final de De la Rúa sobrevuela al macrismo.

Desde la óptica oficialista, aún en la derrota casi segura, debe mantener la calma ya que conservará una cuota de poder muy alta, si sobrevive a esta crisis.

Juntos por el Cambio perderá la provincia de Buenos Aires, pero conservará la Ciudad, y otros dos o tres distritos.

En el Senado aumentará su bancada hoy de 24 senadores (serían 27). Y en Diputados conservará su fuerza de alrededor 110 bancas, aunque el Frente de Todos lo superaría, con 112 a 114. Sucede que el oficialismo renueva en el Congreso las bancas de 2015, cuando hizo una elección de 34 puntos en primera vuelta, frente a 37 de Daniel Scioli.

Para el kirchnerismo, todo es suma en este momento. Alberto Fernández ya se mueve y es tratado como virtual presidente: problema de unas PASO que no funcionan como tal, mientras se reactivan proyectos en el Congreso —como el del senador por Misiones, Maurice Closs— para eliminarlas. A Alberto lo visitan empresarios, se pronuncian a favor o en contra mandatarios de la región, y ahora se irá de gira para “vender” su futura gestión en clave de moderación. Hay muchas cosas por aclararse cómo funcionarán: el rol de Cristina Kirchner y de La Cámpora; el reparto del poder; el perfil que toma en el Gobierno este frente heterogéneo que arrasó en las primarias.

Muchos escenarios y vaticinios pueden quedar igual condicionados por una dinámica económica que se irá develando en las próximas semanas, o días.

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