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Opinión #Opinión

???Clase media, medio rica, medio culta entre lo que cree ser y lo que es...???

Por el licenciado en Economía Federico Scrimini (CyAC)

Dice el maestro Mario Benedetti en su poema a la clase media: “Clase media, medio rica, medio culta, entre lo que cree ser y lo que es, media una distancia medio grande… Sólo a veces se da cuenta (medio tarde) de que la usaron de peón en un ajedrez que no comprende y que nunca la convierte en Reina… Así, medio rabiosa se lamenta (a medias) de ser el medio del que comen otros a quienes no alcanza a entender ni medio”…

El poema es conocido y está más vigente que nunca hoy en día en nuestro país. No hay en Economía una sola definición precisa de qué o quiénes somos la clase media. Pero podríamos darnos una idea bastante aproximada mencionando algunos ejemplos, abusando de una síntesis sociológica práctica del asunto. Podríamos definir a la clase “baja” como aquellas familias que están por debajo de la línea de la pobreza, es decir, que no llegan a cubrir las necesidades básicas totales (alimentación, vestimenta, educación, salud, transporte, alquiler, equipamiento del hogar, esparcimiento y algunos gastos extras como el cigarrillo). Dentro de las pobres se encuentran familias indigentes, que son las que no llegan a cubrir ni siquiera la alimentación apropiada de todos sus miembros.

La clase “alta” es aquella clase que está muy por encima después de cubrir las necesidades básicas, obviamente. Dentro de ella están los que son ricos y también los que son muy ricos. A estos últimos, a los muy ricos, la gran mayoría de los argentinos, los desconocemos. No tenemos ni idea de cómo viven en realidad. Conocemos a muy pocos de ellos por fotos. Los gustos que ellos se dan escapan a nuestra “imaginación normal” de lo que sería darnos “un lujo”. Para ellos no es un lujo tomar un helado una tarde, o salir a comer afuera con la familia o, inclusive, salir 15 días de vacaciones en pleno enero. Ellos se van de vacaciones cuando quieren y a donde quieren. Puede ser que se tomen su avión privado y se vayan a esquiar 5 horas a Bariloche o a Aspen, Colorado, Estados Unidos. Toman vinos de miles de pesos la botella o tienen autos de millones de dólares. A los ricos puede ser que los tengamos más en órbita. Sus autos cuestan millones también, tienen un buen pasar, por sobre de las coyunturas económicas de cualquier época. Tienen sus grandes empresas o sus campos de soja, y cuando la actividad económica “real” no está de moda, se dedican a las finanzas. Compran y venden acciones, dólares o Lebacs, o simplemente viven de rentas. La clase media, por descarte, es la que no describimos más arriba. Es la clase que conocemos, particularmente en Argentina, que supo sostenerse en el tiempo, con los beneficios que se conocen como “normales”: educación pública de calidad (5 premios Nobel), salud pública de calidad, una clase obrera sindicalizada y con derechos de la era moderna, que tiene su auto, su plasma y sus celulares y también salía de vacaciones en enero o en febrero 15 días, y hasta un mes entero. La clase media gana en la cantidad de sus integrantes cuando gobiernan fuerzas políticas populares. Estos gobiernos no sólo benefician a la clase “baja”. Dentro de la clase media se encuentran la mayoría de los profesionales, comerciantes, algunos pequeños empresarios, muchos productores del campo tradicional (no sojero), algunos jubilados y muchos trabajadores formales. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que el 90% de los argentinos conocemos a esta clase media relativamente bien, en cuanto a su caracterización.

Una gran proporción de esta clase media votó a Cambiemos en 2015 y en 2017. Y sí, también hubo muchos de la clase “baja” que los votó. El caso de muchos jubilados y pensionados es el ejemplo más típico y emblemático, aunque no los únicos. Después de 3 años, y anticipando un 2019 bastante similar a 2018, que fue de los peores que vivió la Argentina en los últimos 27 años, qué hizo este gobierno para encantar a sus votantes de clase baja y media? Absolutamente nada. No hay una sola medida que haya beneficiado a nadie de la clase baja ni media, ni una sola! Y tampoco hará nada ya. Nada más que empeorar. Este gobierno sólo beneficia a ellos mismos, que son la clase alta, y sus amigos y parientes. Por eso es que está llevando a cabo un plan de negocios y no un plan de gobierno. La economía decrece año a año, cierran las Pymes todos los días (hasta las empresas grandes de más de 100 años cierran, perjudicando a empresarios de clase alta también), crece el desempleo, la pobreza y la indigencia. Los profesionales, jubilados, comerciantes y empresarios perdieron ganancias, ventas y hasta sus empresas. El ciudadano medio de salario medio (como decía el inefable González Fraga) anda pidiendo préstamos para poder pagar los impuestos en cuotas.

 

Desclasamiento

El gobierno anterior los benefició. Los agrandó, les sumó unos cuantos millones de pobres a sus filas (algo que quizás a muchos egoístas de esta clase no les haya gustado). Les sumó sus ingresos y subsidios (ingresos indirectos). De hecho, les subsidió de más. “Por su culpa” hoy estamos pagando hasta el 3.000% de aumentos en los servicios públicos (diría todo Cambiemos y aledaños)

Este gobierno les quita, los afina, los asfixia, los seca. Este gobierno, de la mano de un ecuatoriano canchero y de unos diarios que con sus portadas derrocan presidentes, los puso a divagar sobre cómo poner de moda el ventilador de techo en vez del acondicionador de aire, remendar ropa vieja o comer de los tachos de la basura.

Que un pobre vote a Cambiemos es ya trabajo de un siquiatra. Que la clase media vote a Cambiemos también, en realidad. Pero podría entenderse un poco más, habiendo leído el poema de Benedetti en toda su extensión. En ambos casos, técnicamente hablando, a estos individuos o grupos de individuos que votan o apoyan a quienes, desde los edificios de Barranca de Belgrano, se los denomina “desclasados”. Es decir, ser de una clase inferior y querer ser y ya sentirse de una clase social superior.

Mientras esta clase siga votando llena de odio, sin mirar la historia y su presente, seguirán perdiendo beneficios. Seguirán cayendo a la clase de más abajo. Y a esos beneficios que pierden, los pocos de la clase alta, cada vez más alta, los seguirán recogiendo. Menos odio y más solidaridad y conciencia de clases parece ser lo que el poema nos propone.

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