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Policiales #TragediaEnLaBanda

Ángel ingresó a la vivienda para rescatar a su hermano y murieron calcinados

Ángel (4 años) y Mateo (1) fueron sepultados ayer en la vecina ciudad, y surgieron nuevos e importantes datos sobre lo ocurrido

Agrandar imagen Ángel y Mateo.
Ángel y Mateo.

Miriam Alejandra López crió a sus hijos unidos. Jugaban siempre juntos y se cuidaban uno al otro. Ángel Torres era el hermano mayor, de 4 años. Adquirió la responsabilidad de velar por su hermano menor, Mateo Agustín, de un año.

La mañana del martes, Miriam notó que su tercer hijo —un bebé de un mes— había comenzado a tener dificultad para respirar. Decidió llevar al niño a CIS La Banda. Preparó leche para Ángel y Mateo, y la colocó en mamaderas, junto al pan. Dejó la comida al costado de la cama. Salió junto a su pareja hacia el hospital, en busca de ayuda para el niño.

Un vecino reveló que el fuego habría comenzado a producirse en una esquina de la precaria vivienda. Las llamas comenzaron a arrasar con las cañas y lonas, para tomar el colchón y las pertenencias de la humilde familia. Atrapados por el fuego, estaban Ángel y Mateo, que quedaron durmiendo.

El fuego y el humo despertó al mayor de los hermanos, quien intentó sacar de las llamas al pequeño. No pudo, por lo que de inmediato, corrió a buscar ayuda. La puerta estaba cerrada sin ninguna medida de seguridad. Tenía quemaduras en las manos. Ángel corrió a la casa de su padre, a quien le dijo lo que pasaba. Pero no tuvo ninguna respuesta.

Regresó nuevamente a su casa, para buscar a su hermano, pero las llamas ya estaban cubriendo toda la vivienda. Una vez más, según un testigo —que sería un niño— salió Ángel a buscar ayuda. No encontró a nadie y decidido a sacar solo a Mateo de entre las llamas ingresó a su hogar. Nunca más salió. El testigo pidió ayuda a sus familiares. La escena que encontraron fue la peor.

Las llamas habían consumido por completo el inmueble. Con baldes con agua o arena, los vecinos trataron de apagar las llamas. Los esfuerzos eran en vano. La precaria vivienda, que se había convertido en una trampa mortal de fuego y humo, quedó reducida a cenizas. Debajo de las cenizas, estaban los cuerpos de los dos hermanitos que murieron calcinados. Los bomberos encontraron el peor escenario: Ángel y Mateo estaban abrazados a escasos metros de la puerta. Yacían calcinados. Ángel murió al intentar salvar a su hermano menor. Los hermanos, pese a la tragedia, permanecieron unidos hasta que la muerte los alcanzó. La conmoción y el dolor se apoderaron de los vecinos que nada pudieron hacer para ayudar a los hermanitos.

 

“Quería salvar a mis hijos de las llamas”

 

Miriam demoró minutos en el hospital. Regresó con su bebé a la casa, donde encontró la peor escena que una madre puede vivir. Su casa envuelta en llamas y sus hijos muertos en el interior. Intentó ingresar al inmueble en medio del incendio para rescatar a los niños, pero los menores ya habían fallecido.

“Les había preparado la leche y el pan, que les dejé al costado de la cama. Jamás dejé solos a mis hijos. Tenía que llevar a mi bebé a nebulizar. Ayer (por el martes) fui al hospital y como no me quisieron atender porque la criatura era muy chiquita, volví a mi casa. Llegué y encontré el fuego, quería entrar a salvar a mis hijos de las llamas. Me dijeron los bomberos que ya estaban muertos”, remarcó Miriam.

En estado de shock, con lágrimas y la voz quebrada, Miriam se apoya en un familiar. Busca calmar el dolor de madre que hoy la sacude fuertemente por la trágica muerte de sus hijos, Ángel y Mateo.

“Siento un dolor muy grande. Nadie me va a entregar de nuevo a mis hijos. Todo esto se podría haber evitado”, sostuvo la joven madre.

Miriam, familiares y amigos les dieron el último adiós a los niños en la tarde de ayer en el cementerio de la vecina ciudad, en medio de una gran conmoción.

 

“Nada ni nadie nos devolverá a los dos niños”

 

Zulema es la abuela paterna de Ángel y Mateo, los niños que murieron calcinados en su casa del barrio Villa Raquel. Conmocionada y completamente abatida por el dolor de perder trágicamente a sus nietos, no cesó de llorar en ningún momento.

“Nada ni nadie nos devolverá a los dos niños. Esta tragedia se podría haber evitado. Miriam fue a pedir ayuda para que tuviera su casa, tratamos de que para este lado del barrio tengamos luz y agua potable, pero nadie nos escuchó. Si hubiéramos tenido los servicios en este lugar, esto no hubiera pasado”, indicó Zulema.

Además, agregó: “Los vecinos hicieron lo que pudieron para ayudar a los chicos. Dos vidas se perdieron. Dos niños que no volverán a estar más aquí con nosotros. Fue una tragedia que se podría haber evitado”.

Tras la tragedia que se cobró dos vidas, Miriam y su bebé quedaron con lo puesto y en la calle, los que deseen colaborar con la joven madre, pueden hacer llegar su colaboración a la intersección de Tucumán y Omill, del barrio Villa Raquel. Requieran materiales para construcción, chapas, ropa y tirantes. También pueden comunicarse al número (385) 154-785692.

 

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