El amor que Manuel Díaz le profesaba a María terminó a los pocos meses de que inició la relación amorosa. María se dio cuenta de que estaba con una persona violenta y decidió alejarse. Fue en ese momento que se convirtió en el blanco del enojo de “Quemao”.
“Discutíamos y me ataba a una silla, me ponía una bolsa en la cabeza, me bolseaba y me amenazaba para que no lo denuncie. El último día que me golpeó, llegó y quería que le entregue mi celular y dinero, sino me iba a atar a la cama. Le entregué lo que tenía a mano y se fue”, reveló la mujer. Luego, agregó: “En invierno me amenazaba con cuchillos para que me desnude en el patio y me bañaba con agua helada durante dos horas. Siempre me amenazaba con que me iba a matar y juro que le tengo miedo”.
Desconsolada, dijo: “Le pido a la Justicia por favor que me ayude y me dé una respuesta. No quiero que me mate”.
“Me tenía que acostar, por comida”
La vida de una mujer golpeada y el calvario que vive en manos de su “verdugo” es un secreto a voces, aunque nadie se involucra. La familia del agresor lo apoya y culpa a la víctima de la agresividad de “Quemao”.
María fue valiente al tratar de terminar con la “vida” que llevaba. “Lo denuncié y cuando fue preso sentí alivio por mis hijos. Hoy vivimos encerrados, con miedo porque está prófugo. Pedimos por favor que lo encuentren”.
“Durante todos estos años me humilló. Tenía que acostarme con él por un plato de comida. Para que mis hijos puedan comer. Me obligaba a arrodillarme delante de él y rogarle las cosas. Eso no quiero vivir más”, dijo María. Manuel Díaz fue apresado luego de que a mediados de septiembre llegara a la casa de María y la agrediera físicamente. Luego, ascendió al techo de una casa y, con cuchillo en mano, amenazaba suicidarse. Fue alojado en el hospital Diego Alcorta, de donde huyó.
“Tengo miedo de que me degüelle en casa”
Las lágrimas que derramó María durante la entrevista no cesaron en ningún momento. Mientras miraba a sus hijos trataba de hablar en voz baja para que no escucharan los atroces detalles de las palizas que sufría en manos de su pareja.
“Mis hijos escuchaban las cosas que me hacía y cuando me golpeaba. Hoy sé que si está en la calle, me puede matar. Mis hijos fueron testigos de cuando llegó a la casa y rompió una puerta. Me sorprendió a las cuatro de la mañana, estaba loco, lo tranquilicé y le dije que no iba a llamar a la Policía, eso me salvó la vida”, aseguró.
A cada instante, el dramático ataque a cuchilladas que sufrió regresa a su mente y con la voz quebrada contó lo que sucedió ese día: “Discutimos porque ya no aguantaba más. Me agarró y me clavó el cuchillo en el cuello. Creo que esa será la manera que me va a matar. Presiento cuando está cerca porque comienzo a sentir un fuerte dolor en el cuello”.
